La reciente modificación del contexto nacional e internacional ha alterado el desenvolvi-miento de la economía y del circuito intervención/emisión-esterilización parcial-crédito interno que se venía desarrollando desde 2002, obligando al gobierno a modificar par-cialmente su estrategia. Pero, ¿cuántos parches más soportará el modelo?
Se cree que el cambio de portafolios provocado por las turbulencias internacionales en los mercados financieros tardará seis meses en neutralizarse, tiempo que los mercados emergentes tardarán en volver a ocupar el lugar que tenían antes de la explosión de la burbuja financiera estadounidense, lo que implicará mientras tanto, que deban abonar mayores intereses por el incremento ocurrido en su riesgo.
El contexto interno también ha cambiado. Parece que el tercer trimestre marca un hito en el desarrollo del actual modelo económico. Hasta entonces, si bien los precios continuaban en alza, las tasas de interés se hallaban contenidas y la industria si bien lo hacía a un ritmo menor que el año anterior, mostraba buenos niveles de crecimiento. Luego, las res-tricciones energéticas se sumaron a la volatilidad financiera para dar como resultado un cambio de tendencia monetaria y cambiaria.
La volatilidad generó un incremento en la demanda especulativa de divisas que obligó al BCRA a modificar la dirección habitual de su intervención cambiaria. Debió intervenir ven-diendo divisas para evitar la depreciación acelerada del peso por encima de la banda pre-fijada, alterando el circuito por el que a través de la esterilización parcial se lograba regular la liquidez del sistema y por tanto la tasa de interés.
Pero con menor cantidad de pesos en el sistema, las tasas de interés –tanto activa como pasiva- mostraron crecimientos importantes, incrementando el costo de la toma de crédi-tos y reduciendo su consumo. Ya se observaron reducciones del 1,6% mensual en los préstamos con tarjeta de crédito, el segmento más sensible a la incertidumbre, que además repercutió directamente en el mercado monetario.
Así como en el mercado financiero se produjo un traspaso de capitales desde activos de países emergentes –más riesgosos- hacia activos más seguros, los depósitos en pesos en el sector privado que habían crecido en promedio un 2,2% mensual y en Julio lo habían hecho por 1,4%, en Agosto registraron una disminución del 1% mensual, al tiempo que se observó un claro incremento en los depósitos en dólares, los cuales venían creciendo a una tasa de 1,6% promedio mensual en el primer semestre y pasaron a subir 4,6% en Julio y 10% en Agosto. Mientras tanto, el BCRA vende dólares para que no suba el tipo de cambio -desde la última semana de Julio hasta Agosto, el BCRA vendió alrededor de U$S 800 millones- y paga vencimientos para aumentar la liquidez y reducir la tasa de interés –en Julio pagó vencimientos por Lebac y Nobac por $ 450 y en Agosto por $ 1.200-.
Así, en este modelo, el crédito para consumo está directamente vinculado con la liquidez bancaria, con la evolución de los depósitos y con la fluidez del mercado de Lebac, a través de la tasa de interés. De esta manera, el pilar de la economía consumista sobre el que se basa el modelo depende de las expectativas sobre el tipo de cambio y sobre el nivel de inflación.
Desde el tercer trimestre de 2007, el dilema entre tipo de cambio, liquidez, tasa de interés, crédito y nivel de actividad-consumo, se hace presente de cara a las próximas elecciones. Habrá que ver si el gobierno logra mantener el actual modelo sin hacer retoques hasta después de las elecciones, o se ve obligado a ponerle mas “parches”.
Por Lic. Cecilia Reboyras
Miembro de Fundación EGE, info@fundacionege.org