Las pólizas para empleados no alcanzados por la ley de Riesgo del Trabajo, como el personal doméstico, crecen alrededor del 50% anual. Uno de los segmentos mas informales de la economía encontró un nuevo aliado; las compañías de seguro.
Las aseguradoras locales detectaron la necesidad de contar con un instrumento de cobertura para el personal doméstico y armaron un paquete a medida, se trata de la cobertura para el hogar y una póliza contra accidentes de los empleados que hay en la casa.
En la compañía MAPFRE los accidentes personales tuvo un crecimiento de 56% en relación al ejercicio 2006.
Nelson Pereira, gerente de Banca Personal de Banco Credicoop, señala que “accidentes personales es uno de los segmentos que mas ha crecido después de la crisis de 2001 y esto está ligado no solo a su costo accesible sino también al crecimiento de los mercados vinculados a segmentos en expansión como construcción, transporte, cargas, personal de servicio, y la puesta en vigencia de la Ley 24.557 de Riesgo de Trabajo”. Esta es el caso de las empleadas domésticas, jardineros o personal independiente de mantenimiento y de muchos profesionales que prestan servicios como monotributistas o autónomos.
Carlos Bernasconi, Responsable de Accidentes Personales de Federación Patronal, explica que “este tipo de seguros lo pueden contratar aquellos individuos que tengan personal a su cargo en forma transitoria o permanente.
El MAPFRE ofrecen una suma aseguradora de $60.000 que tiene una prima anual de $160, donde ofrecen seguros de combinados familiares (comprende coberturas de muerte y cubre en el trabajo y durante el Itinere, pero solo se puede incluir a empleadas domésticas y a los jardineros) que incluyen coberturas de accidentes personales, para personal de servicio.
El alza de los montos desalentará los juicios ya que esta nueva ley es una alternativa de aseguramiento para quienes por su actividad o su relación laboral se encuentren excluidos del régimen de riesgo de trabajo.
Sin embargo Héctor Recalde (asesor de la CGT), señala que el argumento no convence al sector empleador, e insiste en la necesidad de abordar cambios en función de los fallos.
Por Alejandra Rodríguez – Miembro de Fundación EGE