Sus obras, proyectadas desde su más profunda verdad, nos sumergen en ese intimismo romántico del que nos dan testimonio, y al que la artista aporta su propia sensibilidad, acercándonos a la sublimación no formal, sensorial, despojada de planteos plásticos comunes…
Biografía – Por Ricardo Sánchez
Bibiana Varela Gibb, es egresada de la Escuela Provincial de Bellas Artes «Dr. Figueroa Alcorta», Córdoba, como Profesora de Dibujo y Pintura y de la Escuela Provincial de Bellas Artes «Líbero Pierini» en la especialidad Cerámica.
Además tiene un Pos Titulo como Docente en Educación Visual y Plástica, Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba y perfeccionamiento en disciplinas artísticas.
Estudió con Eduardo Giusiano, Carlos Peiteado y Dalmasio Rojas, asiste al Taller de Grabado de Rive Fischman, Río Cuarto, y al Taller de Dibujo, Pintura y Escultura de Carlos Peiteado, Córdoba.
También formó parte del Curso Anual de «Formación Actoral» dictado por Jorge Javier Flesca, Río Cuarto, y del seminario «Cuerpo, Performance y Ritual» y el curso «Mito y Arte» dictado por Master Marcelo Nusenovich.
Asistió a Conexión Creativa Arte Terapia y Conseling a través de las Artes Expresivas dictado por Prof. Larroque y Dra. Bottini de Barucca, en la Sociedad de Psicología Médica, Psicoanálisis y Medicina Psicomática, al Congreso Nacional de Artistas Plásticos, SAAP. Quilmes, Argentina, y al II Congreso Nacional de Educación Artística, Ciudad Universitaria, Universidad Nacional de Córdoba.
Fue seleccionada por el crítico, Lic. Julio Sapollnik para exponer en el la muestra nacional del «Palais de Glace», Salas Nacionales de Exposiciones, en la Capital Federal.
Ganó el Segundo Premio en el Salón de Pintura, Museo de Bellas Artes Río Cuarto, el Segundo Premio en el Salón Universitario de Pintura, homenaje a Discépolo, Universidad Nacional de Villa María.
Fue seleccionada en el Encuentro Latinoamericano de Artistas «Latin American Artist» Pomona, Los Angeles, California, y obtuvo muchos premios locales y nacionales.
Su obra
En la trayectoria de Bibiana Varela Gibb “la idea de un arte sumamente vinculado al sujeto evolucionó desde una especulación abstracta, a contenidos más existenciales, que revelan la dificultad que encuentra el sujeto para desprenderse de su circunstancia angustiante y llegar a un arte platónico de ideas puras”.
Esta preponderancia la llevó casi naturalmente a un interés por los signos y las palabras, por lo general dentro del contexto plástico abstracto. La decisión de la artista de sacar el arte del objeto y colocarlo en el signo es evidente. No extraña entonces que allí aparezcan recurrentemente las palabras como signo, “como lenguajes codificados transmitiendo mensajes misteriosos que llegan a despertar la curiosidad del espectador”.
Ella suele poner el acento en el hecho de que su obra plástica “es creada desde lo más íntimo del ser con una construcción objetiva o subjetiva”, con lo cual se involucra a la autora en su recreación, que bien puede tener una visión realista; pero que en esta oportunidad esa imagen, observada a través de la mirada singular de la artista que la recrea con filamentos grafológicos sobre estructuras sólidas, con la contenciones de soportes oscuros, generando una constante irrupción que denota “una paleta sofisticada, de matices pardos que encierran el misterio del mensaje y en donde sectores de luz dan la salida”.
Determinado por esa postura, aparece “un decantado juego de tonos hace desaparecer los elementos de la realización convencional, subyugados por la abstracción, que es el sello que imprime su obra, la cual rebosa en experiencia de la técnica plástica” y entonces surgen la inspiración y la personalidad.
Sus obras, proyectadas desde su más profunda verdad, nos sumergen en ese intimismo romántico del que nos dan testimonio, y al que la artista aporta su propia sensibilidad, acercándonos a la sublimación no formal, sensorial, despojada de planteos plásticos comunes. Esta destacada pintora pone a consideración una inteligente propuesta para que entablemos el diálogo visual, enriquecedor de sensibilidades, con su mejor expresión