Foto: Canal Al Arabiya
Argel, (EFE).- Unidades armadas de los rebeldes libios lanzaron un violento asalto al palacio cuartel de Bab El Aziziya y pocas horas después consiguieron el control total del complejo y penetrar en la vivienda del coronel Muamar Gadafi para izar su bandera.
A primeras horas de la tarde, vehículos todo terreno de los insurgentes recorrían la capital y anunciaban por altavoces que la fortaleza del a partir de ahora antiguo líder libio había caído en sus manos.
«Dios es grande, Bab El Aziziya ha caído, Trípoli es libre», atronaban el aire docenas de rebeldes mientras disparaban ráfagas de metralletas, según las imágenes difundidas por la cadena de televisión catarí Al Yazira.
Las fuentes agregaron que las fuerzas leales al régimen que se encontraban en el interior del complejo residencial y militar de seis kilómetros cuadrados y que estaban encargadas de proteger a Gadafi, depusieron las armas y se rindieron sin apenas resistencia.
Las escenas difundidas por diferentes cadenas de televisión árabes muestran a los insurgentes a pie o a bordo de camionetas circulando por el interior de la fortaleza, en medio de gruesas columnas de humo negro y entre los escombros causados por los bombardeos de los aviones de la OTAN.
Algunos de los rebeldes han destruido una gran estatua de Gadafi tras derribarla a tierra.
No obstante y también según el corresponsal de Al Yazira, los revolucionarios han sufrido importantes pérdidas en las primeras horas de la operación, cuando iniciaban los movimientos de aproximación para rodear el complejo.
Las bajas y los heridos son tan importantes que los dirigentes rebeldes han lanzado un llamamiento al personal médico del hospital de Trípoli para que vuelvan a sus puestos de trabajo y también a los habitantes de la ciudad para que donen su sangre.
La operación contra el edificio militar y residencial del antiguo líder libio se decidió al alba del día de hoy, poco tiempo después de la llegada de refuerzos desde los frentes este y oeste.
Aunque el asalto ha sido rápido y victorioso, permanecen zonas de sombra que se ciernen sobre algunos asuntos relativos a Gadafi y a sus hijos.
La cuestión más urgente concierne a la suerte corrida por el coronel Gadafi, quien había reiterado que ni capitularía ni se entregaría a los rebeldes.
Cuatro días después del comienzo de la liberación de la capital, los dirigentes de la rebelión son incapaces de decir donde se esconde y si será capturado.
Todavía más inquietante: Seif El Islam, el hijo mayor y brazo derecho del coronel, ha aparecido por sorpresa en la televisión poco antes del amanecer, libre y entre sus partidarios, cuando los dirigentes de la rebelión aseguraban que lo habían capturado.
Otro episodio que demuestra la confusión reinante en Trípoli, la huida de Mohamed, hijo del primer matrimonio del coronel, mientras se encontraba en arresto domiciliario.
Incluso el portavoz del gobierno, Moussa Ibrahim, apareció ayer en televisión afirmando que las tropas del régimen controlaban el 70 por ciento de la capital.
Todas estas circunstancias han terminado por poner a los dirigentes rebeldes en una situación comprometida y su sola reacción ha sido minimizar la falsa noticia de la captura de Seif y la huida de Mohamed, afirmando que lo importante es asegurar el control en y alrededor de Trípoli