Después del chau prematuro en la Copa América propia que redondea 18 años sin títulos en Mayores, la ametralladora de reproches se descarga en Batista. Quedó en cero, sin margen de error, y frente al desafío de demostrar una reacción de fondo, según sus convicciones, sin temores y sin pensar qué dirán el periodismo y la gente.
Es real que Argentina no mereció perder ante Uruguay y que con el mismo juego el análisis sería otro si entraba una de las que sacó Muslera. Son las reglas de un exitismo caníbal.
No renunciará el Checho y no será destituido. Fernando Raffaíni, presidente de Vélez, en desacuerdo con Batista, le dijo a Clarín: “Es un golpe duro. Ya opinamos en el lugar y momento oportuno. Ahora hay que mantener la calma”. Y el vice Julio Baldomar cerró: “Vélez no hará ningún planteo”.
Charlarán Batista y Grondona una vez que se atenúe el arsenal de críticas impiadosas. Ahí, aparte de un mejor entorno futbolero para Messi, al DT le reclamarán en especial cambios de fondo del medio hacia atrás. Es que no convencen las actualidades de Burdisso, Milito y Mascherano. Tampoco la de Zanetti.
Hay un gran problema reconocido por un hombre con conocimiento total e inmensa trayectoria futbolera, cercano al cuerpo técnico: “No tenemos defensores de primer nivel. Eso es grave. No hay, pero de algún lugar debemos sacarlos”. Ante este panorama defensivo preocupante, ¿no será hora de formar un mediocampo más combativo para proteger a los de atrás, sabiendo que Messi e Higuaín arriba en cualquier momento dibujan alegrías? Es una de las tantas preguntas a responder por esta Selección ya en reconstrucción.
Fuente: Clarín