Memorable, épico, con dramatismo, soltura, nervios y el paradigma que sólo ofrecen los mejores del mundo.Así fue el Roger Federer (3º del ránking ATP) ante Novak Djokovic (2º): un partido desenfrenado, sin respiros y que, seguramente, se guardará entre los mejores del tenis actual. Roland Garros fue testigo clave de la enorme batalla entre el suizo y el serbio.
Federer buscó imponer su temple y terminar con el reinado (no en cuanto a ranking, sí por el presente) de Djokovic. Necesitaba ese impulso que lo haga sentir otra vez el mejor. Y así fue, no sólo acabó con los 43 partidos invictos del serbio, sino que además le puso una barrera a “Nole” en esa carrera por convertirse en el nuevo número uno del mundo, algo que hubiese logrado con llegar a la final. Ahora el balcánico necesita que «El Expreso» le gane a Nadal en la final para ser el mejor del mundo.
Pero allí apareció “El Expreso”, mostrando su mejor repertorio, jugando bolas bien pegadas al fleje, con potencia, con slice, con un revés demoledor y con un saque que le funcionó a la perfección. Djokovic mostró un tenis disciplinado, con mucho carácter y proponiendo el palo por palo. Pero no le alcanzó.
Federer se llevó el primer set por 7-6(5), de forma muy apretada. En el segundo convirtió la cancha en el patio de su casa y se mostró demoledor para edificar un contundente 6-3. Tan terminante como el 6-3 que construyó Djokovic en el tercero. En el cuarto, cuando París se quedaba sin luz natural y el juego corría chances de suspenderse, Federer se impuso por calidad. El serbio dio todo, pero no supo aprovechar su saque para llevarse el set y Federer lo levantó a lo Federer. El parcial se definió en tie break (7-5) y el suizo volvió a ser lo que fue.
En París, volvió el mejor Federer. El que levantaba partidos y llevaba a todos por delante. Le puso los puntos a Djokovic y le hizo acordar que él también peleará por recuperar el trono más buscado del ranking. Cuando el brillo del sol sucumbía por París, Federer se encargó de estirar el resplandor.
FUente: Infobae