«Ni me tocaron, no sentí nada y me enteré después de todo el revuelo», contó Lionel Messi sorprendido por la dimensión que tomó un hecho aislado. La Pulga fue a almorzar al centro de Rosario con unos amigos y a la salida lo esperaban unos cuantos adolescentes sedientos por una foto y un autógrafo del ídolo. Lio los atendió amablemente y en medio de los flashes voló un manotazo que dio en el futbolista. «No pasó nada», aclaró Messi en Olé.
Como a Maradona en Nápoles, Messi parece que no puede caminar por las calles de Rosario. Este mediodía, La Pulga fue a comer a un bar de la Avenida Pellegrini, en el centro rosarino. Acompañado de dos amigos, estuvo durante más de tres horas en «El club de la milanesa», un sitio de comidas ubicado en Presidente Roca y Pellegrini.
La noticia de la presencia del astro se esparció por el boca en boca y los celulares en segundos. Y en pocos minutos, decenas de chicos y jóvenes se agolparan en las puertas del lugar para poder observar al ídolo, sacarse una foto y pedirle una firma.
Messi, con mucha amabilidad, atendió a sus fanáticos. Se sacó fotos, sonrió y firmó papeles, cuadernos, camisetas… Pero fue en ese momento cuando un adolescente encapuchado le pegó un manotazo y salió corriendo. Varios de los simpatizantes de Messi lo persiguieron, pero no pasó a mayores.