La violencia de género

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La violencia sobre la mujer o de género es una lacra difícil de erradicar. Se la comenta poco. Se la vuelve invisible. Afecta tanto al niño como a la madre. Hasta tiempos recientes ni siquiera era reconocida como problema de salud pública. Se enfocaba el problema en la violación perpetrada en espacios públicos. En realidad, la violencia continua contra la mujer es también un hecho privado. Esto, en un contexto, donde ser mujer es a veces una situación insufrible.

En el norte del país por ejemplo, parte de la sífilis congénita en madres que tienen cinco controles prenatales deriva del hecho que los maridos las reinfectan. La planificación familiar es difícil pues los maridos pegan si su mujer toma anticonceptivos. En sus concepciones machistas e inseguras asocian la píldora a la infidelidad. Individualmente, la alta tasa de fecundidad opera como un mecanismo de control y subordinación de género. El macho pampa amenaza: “te llenaré de hijos así no salís de casa”. La violencia entonces, baja la autonomía de la mujer, que rechaza usar anticonceptivos por temor a mayor violencia.
Las violaciones sobre jóvenes en el grupo familiar son frecuentes. Los legrados hospitalarios son el resultado de esa violencia. Las muertes prematuras resultan de los abortos. En el 2005 un 27 % de las muertes maternas en Argentina fueron por causa del aborto. Sucede en todas partes. En Provincias pobres y Provincias Ricas. Un espanto cotidiano

Tabla nº 1 . Causas de muerte materna. Proporción sobre 291 defunciones acaecidas . República Argentina- 2005

N. Gaspio. Fuente de datos. Estadísticas vitales. Información básica 2005. Ministerio de Salud de la Nación

Según Maria Elena Ruiz Abril en Argentina entre un 10 al 20% de las mujeres son víctimas de la violencia de género. Un hogar es 4 veces mas propenso a ser pobre cuando el jefe de familia es una mujer y el embarazo adolescente llega a la cifra de 63 por mil. Otro estudio sobre 50 poblaciones en 36 países indica que entre el 10-60% de las mujeres que estuvieron alguna vez casadas, han tenido al menos de un incidente de violencia física de su “compañero”. La violencia física, sexual o emocional se solapan. Ocurre en todas las clases sociales. La pobreza sin embargo incrementa el riesgo. Es un producto de la subordinación de la mujer.

Cuatro factores se asocian con la violencia: Las normas masculinas de sujeción sobre la mujer, el control del hombre sobre el dinero familiar, nociones de masculinidad sobre dominancia y el honor y el mal control del poder de decisión en la familia. En muchos países es pauta cultural disciplinar a la mujer con la fuerza. A veces, porque simplemente se le quemó la comida. El riego de violencia aumenta en familias con 4 o más hijos. La violencia durante el embarazo es común.

El abuso genera mala salud en la mujer. La violencia incrementa los desórdenes ginecológicos. Desde metrorragias, dismenorreas, flujo vaginal, disfunción sexual, enfermedades pélvicas inflamatoria a síntomas somáticos, enfermedad permanente, obesidad severa, trastornos mentales, abortos provocados, complicaciones en el embarazo, parto prematuro, niños de bajo peso, baja cobertura de inmunización e incluso mortalidad infantil.

La violencia contra la mujer está con nosotros. Diariamente. No hay que darle tregua. Hay que acorralarla. Correr el velo que la oculta. Educar al hombre. Ejecutar la medicina familiar. Promover la salud no es sólo cuestión de consultorios. Hay que resolverla en el terreno de los valores.

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