Esta semana dos jóvenes fueron atropellados por un auto. Este no se detuvo para ayudar. Al contrario, una de las víctimas heridas sobre el mismo fue arrojada al suelo para huir. Un espanto. Esto, en el distrito más desarrollado del país. ¿Qué nos pasa a los Argentinos? Claramente fallan los valores.
La sociología explica que junto a la mayor riqueza y desarrollo sobreviene también una mayor cantidad de delitos. La distribución del crimen en Argentina tiende hacia eso. El gráfico siguiente ilustra el punto
Cuando se observa la tasa de riesgo (o sea la cantidad de delitos por 10.000 habitantes), la mayor parte de las Provincias más inseguras no son las Provincias pobres. Neuquen, Capital Federal, Mendoza, Santa Cruz, Río Negro tienen todas tasas de delincuencia superiores al promedio nacional. La patagonia que crece poblacionalmente en forma muy acelerada, y tiene problemas de desregulación social por la anomia generada desde el crecimiento vertiginoso, está toda sobre el promedio. Por el contrario la mayoría de las Provincias con tasas de delincuencia inferior al promedio nacional son las menos desarrolladas del país.
Para comprender esta paradoja hay que recordar una serie de principios que parecen hoy seguir vigentes como siempre:
a) Desarrollo y aumento de la individualidad social
Lo que hace que una sociedad sea tal, es el hecho de que sus miembros adhieren a creencias y sentimientos comunes. Durante mucho tiempo las creencias religiosas son los ideales morales en que se funda la unidad de la sociedad. Sin embargo a medida que las sociedades se desarrollan aumenta la individualidad social. Esto es irreversible y resulta de profundos cambios en la estructura socioeconómica y cultural.
b) Secularización de las creencias
Al mismo tiempo el crecimiento económico y material seculariza las creencias y debilita las creencias religiosas. En ese contexto se precisan sólidos principios morales acordados para mantener vigentes los valores que unen a los individuos en una sociedad. Aparece así la relación entre el racionalismo moderno (aspecto intelectual del individualismo) y la moralidad secularizada o moralidad racional.
c) El Individualismo desarraigado
El problema está en que sin valores compartidos sacralizados no se entiende que el sentimiento del valor supremo del individuo humano es un producto de la sociedad y que es ésta la que lo separa del egoísmo.
Que el culto del individuo no se basa en el egoísmo sino en la difusión de sentimientos completamente contrarios al egoísmo: la compasión por el sufrimiento humano y el deseo de justicia social.
Es aquello que advertían los sociólogos, pretender borrar de la moralidad todos los vestigios de la religión (como algo separado de lo profano a ser respetado) puede traer como consecuencia un rechazo de todas las normas morales, porque tales normas sólo pueden sobrevivir si se les otorga respeto y si se las considera inviolables.
En Argentina existe el pensamiento que el desarrollo económico resolverá los problemas de seguridad. Nada más equivocado. A mayor crecimiento y desarrollo mayores serán los problemas. Con su crecimiento acelerado de las últimas décadas, (crisis de por medio) se profundizó la individualidad social sin principios morales compartidos. Ha crecido en nuestro país la peor interpretación de la individualidad, aquella del desarraigo. Aquella que cree torpemente que ahora todo empieza y termina en el individuo. Aquella concepción que ya no da sentido a la vida a partir del ser para otros sino del ser para si mismo. Una porquería de ser aislado que hoy se ha vuelto peligroso pues mata y huye. Por supuesto en un contexto donde se nos quiere hacer creer que el problema es la pobreza. Los pobres bueno es recordarlo, no manejan autos asesinos…