Es evidente que no pasa inadvertido para los pensadores y filósofos de todo el mundo, lo que está ocurriendo con las redes sociales
de la novel cultura digital, y sus representantes Twiter, Facebook y Youtube. Todos coinciden en el peligro de su uso excesivo como una fuente de información no verificada, por lo cual pierde algo de veracidad, y la simulación de identidades que llevan a situaciones tanto inesperadas como provocadoras de manipuladores de las emociones humanas. No obstante la red social y de información en tiempo real, tiene una de las cualidades más apreciadas: la celeridad, el contacto directo con fuentes, medios, personajes, colegas y amigos, y su capacidad para transmitir mensajes breves a la velocidad de la luz. El lado “miope” de las informaciones es la falta de chequeo verificador, pues su difusión es en un instante y las agresiones desde identidades simuladas. Es tanta la circulación de información, que es absurdo seguir a todo el mundo. El secreto está en saber sintetizar, que la encuadramos dentro de las cuatro capacidades que lanzó Gardner como las que hay que desarrollar en los jóvenes para el futuro. Otra capacitación necesaria sería la de jerarquizar información pues todas ocupan el mismo lugar. El peor de todo es que se está estableciendo otra forma de esclavitud: la ciber-adicción, que es la necesidad de estar siempre conectado: estar siempre ahí, viendo que pasa a toda hora, hasta parecería imposible desconectarse. Para algunos pensadores es más esclavizante que la TV. Siguiendo un comentario de Jaime Echeverri, me pareció importante compartir con ustedes las nuevas ideas surgidas en un encuentro de pensamiento de varios filósofos del mundo; y que bien vale destacar para comenzar a entender lo que está pasando y pasará en este nuevo mundo virtual. Para eso tenemos que escucharlos y analizarlos. Para Virilio, se extiende el concepto a la sincronización emocional que produce el ciber-mundo, “al comunismo de afectos al que está siendo reducido el planeta, en el que desarrolla la noción de que el tiempo real ha reemplazado a la distancia, eliminando con ello algo indispensable para nuestro vínculo con el mundo. Esto muestra la calidad y honestidad de quien no hace del pensamiento una prótesis del ego, sino una zona de verdadero intercambio de ideas” .Boris Groys, tocó en su exposición la idea de auto-simulación, y sostuvo que “vivimos en una era en la que ya no somos consumidores de arte sino sus productores. El consumidor de arte contemporáneo no es más un espectador, sino un usuario. Los medios contemporáneos de distribución de imágenes, especialmente Internet y los celulares, tanto como Facebook, Twitter o YouTube, le dan la oportunidad a la gente de tornar accesibles las propias imágenes sin control alguno por parte de las instituciones de arte tradicionales. Así como las dietas, el fitness y la cirugía plástica permiten tratar al propio cuerpo como un objeto de arte” Había una presunción de lo que era percibido como una utopía se ha convertido, en su reverso, en una distopía, una distorsión de la visión futurista. Vivimos ahora bajo un régimen de auto-diseño y auto-simulación compulsivos. Pero esta tendencia compulsiva hacia la estética no es producida para nadie finalmente, nadie se interesa, vivimos en un mundo que nadie mira.
Finalmente, junto a Lanier, artífice del mundo digital, «lo que definirá la nueva década es la pérdida de una idea acerca de cuya desaparición nunca antes debimos preocuparnos; es el ocaso de la creencia acerca de la singularidad que supone el hecho de ser humanos». Los softwares sugieren que la información es una sustancia aislada, independiente de la experiencia o la perspectiva humanas. De allí que el papel de cada ser humano esté mutando: de ser una entidad singular pasa a representar un componente más en una computadora global emergente. Y esto es así cuando se ve a nuestros jóvenes que, mientras escuchan a alguien hablar, escriben y reciben mensajes conectados a dispositivos electrónicos al tiempo que conversan por teléfono. La razón más importante para no realizar simultáneamente tantas actividades es para poder existir ustedes mismos. Si escuchan primero y escriben luego, eso que escriban habrá tenido tiempo para filtrarse por su cerebro, y en lo que digan estarán ustedes. Eso es lo que los hace existir. Si son solos espejos de la información, ¿están ustedes realmente allí?».» ¿Qué lugar ocupamos como seres humanos en este incesante ir y venir de información? Lograr suspender sus distracciones electrónicas para así lograr «existir”, sería una de las sugerencias. El desafío que enfrentamos ahora es encontrar la manera de conseguir corrernos, por nuestros propios medios, del entorno antihumano que, imprevistamente todo lo dirige, evitando así desvanecernos en él.
LIC ELENA FARAH