Estamos parcialmente determinados por el capital genético de nuestros antepasados con el cual arribamos al mundo. Digo parcialmente porque no es absoluto ese determinismo, sino como dice la psiquiatra Lope Mato, el capital heredado son “recetas” que nosotros podemos “condimentar” para que nuestras vivencias y conductas sean “apetitosas, amargas o que nos caigan mal”. Y ese es el aporte de la psicoterapia: ayudar a interpretar la realidad del contexto a través de nuestros pensamientos y sobre la base de lo que heredamos.
Intentar resumir todo lo que hoy representa la psicoterapia en un comentario es una inmensa tarea. Tarea que se convierte en un desafío aún mayor tener la habilidad de saber como transmitirla al lector. No obstante intentaré, junto a las terapeutas Márquez y Corbella, de brindar una visión general de las líneas principales y actuales dentro de la salud mental. No es mi propósito explicar las técnicas y métodos de cada una de ellas ya que mi finalidad es, en esta oportunidad, solo de difusión y no de docencia. Voy a aproximarme solo a lo descriptivo. Comenzaría con una frase de Goethe, que bien vale como una cantinela antes de comenzar, “Quien se gana su libertad y su existencia es aquel que la conquista en nuevo cada día”, y esto es apropiado ya que la psicoterapia intenta acercarse para que las personas logren dentro de sus posibilidades esas conquistas.
Y en las ciencias médicas y en particular en las neurociencias, somos los especialistas capaces de reflexionar sobre nosotros mismos, quizás motivados por nuestra colocación de escuchas de problemáticas mentales. Pero las personas en general, pocas veces se toman el trabajo de controlar si sus pensamientos o sus sentimientos o sus formas de actuar, están resultando funcionales o positivas como mecanismos de adecuación a sus vidas. Es más, numerosas veces por esa falta de revisión continúan actuando como si estuvieran en otra etapa de su existencia, como si a pesar de su crecimiento y maduración bio-psicológica siguieran manejándose con conocimientos primarios, ya que nunca fueron re-considerados. Parecería entonces que desperdician experiencias en vez de utilizarlas para enriquecerse. ¿Porque hacen esto? Simplemente porque desconocen que están actuando o analizando sus problemas de esa manera, naturalizándolos pero no resolviéndolos. La psicoterapia, y sobre todo la psicoterapia cognitiva o del conocimiento, se basa en el reconocimiento de esas ideas, que sirvieron funcionalmente en un momento del desarrollo pero que son disfuncionales para el presente; además ayuda a reconocer las creencias de base que la sustentan y los mecanismos distorsionados que utilizan para llegar a conclusiones y conductas actuales también disfuncionales. De esta manera, a través de la psicoterapia detectamos ideas o creencias inadecuadas, asumiendo la búsqueda de la distorsión de los mecanismos que la producen, para que puedan acomodarse a su interioridad y a su contexto; y en consecuencia conquistar la libertad y existencia cada día, pugnando emular a Goethe. Toda persona tiene pensamientos automáticos (no buscados), que son los pensamientos que aparecen en nuestra conciencia repentinamente y que pueden modificar nuestro estado de ánimo o nuestras conductas. Por ser automáticos, la mayoría de las veces no tenemos registro de los mismos en nuestra conciencia (no nos damos cuenta), a menos que nos detengamos a pensar en ellos, cosa que no hacemos. La mayor parte de las veces que nuestro humor cambia repentinamente o que asumimos una conducta sin saber por qué, es porque algún pensamiento automático irrumpió en nuestra conciencia. Estos pensamientos se van generando a lo largo de nuestra historia personal y dado que no somos concientes de ellos casi nunca los analizamos o evaluamos para confirmar su veracidad o su utilidad. Esta falta de revisión es importante ya que estos pensamientos reflejan la valoración que se realiza de una situación determinada. Y aquí está la clave para entender este tipo de terapia, ya que un primer paso se basa en el reconocimiento y registro de estos pensamientos para su posterior análisis, y de ser necesaria su modificación.
Debido a estas distorsiones es que los pacientes depresivos se ven a sí mismos como derrotados y frustrados y que adoptan sistemáticamente una visión negativa de sí mismos, de sus experiencias de vida, de lo que lo rodea y sobre su futuro.
En síntesis la terapia cognitiva sería como intentar la modificación de esa manera de estructurar el mundo. Los pacientes aprenden nuevas formas de evaluar y solucionar problemas a través de la auto-observación, re-evaluación y modificación de sus pensamientos automáticos y distorsionados. La terapia esta en todo momento dirigida a ayudar al paciente a que piense y actúe de un modo más realista y adecuada, en relación a sus problemas, reduciendo o eliminando sus síntomas.
Resulta difícil poner punto final cuando queda tanto por decir. Debemos recalcar que muchas de estas técnicas terapéuticas están a la sombra de la calidad del vínculo establecido en la relación terapeuta-paciente y de la colaboración del mismo.
Voy a concluir con una excelente definición de Rollo May: “Propongo la idea de que la finalidad de la psicoterapia es hacer a la gente libre en lo posible de todos sus fantasmas. Creo que la función del terapeuta había de ser el ayudar a la gente no solo a hacerse libre, sino llegar a tener conciencia de sus posibilidades y ponerlas a prueba”
DR EDUARDO MEDINA BISIACH