Lo dijo la madre de Maxi, el joven baleado por un policía federal retirado por escuchar música fuerte. La víctima será indemnizada con 60 mil pesos.
Cinco años después de sufrir un disparo de un ex agente de la Policía Federal enfurecido por «ruidos molestos y música a alto volúmen», Maximiliano Ojeda recibirá una indemnización de 60 mil pesos, ordenanda por el juez civil Rolando Guadagna.
El joven sufrió severas lesiones en el rostro, el hombro y las extremidades que le provocaron una discapacidad parcial.
El 8 de enero de 2006, el policía José María Aguilera le disparó con su pistola 9 mm tras una breve discusión. Solo estuvo detenido 15 días y luego fue liberado por el fiscal. El 24 de febrero de este año falleció y la causa penal quedará impune. Sin embargo, el juez Guadagna avanza con la acción civil.
«Lo que recibirá mi hijo no es suficiente por que no pudo volver a trabajar y vive de una pensión de 800 pesos por mes», señaló Cristina, la madre de Maxi.
En diálogo con Telediario destacó que «teníamos miedo de que no hubiera Justicia después de que murió Aguilera».
«Estos cinco años han sido muy duros, pero la Justicia está llegando. Mi hijo trabajaba en obras y ahora se siente mal porque está encerrado en la casa», señaló.
Recordó la tarde de la agresión «como algo horrible, ese día se nos terminó el mundo».
«Sufrimos mucho todo ese tiempo en que estuvo internado en Terapia y no sabíamos si iba a sobrevirir. Ahora, estoy feliz porque lo tengo, aunque no esté bien. Su recuperación fue un milagro», expresó.
El hecho
Todo se comenzó en la medianoche del 8 de enero del 2006, cuando Maximliano Ezequiel Ojeda se encontraba en la vereda de vivienda de calle Manuelita Rosas 307. El joven estaba bebiendo bebiendo cerveza y escuchando música junto a sus amigos cuando Aguilera “ofuscado por las molestias que le causaba el alto volumen de la música” salió de su casa armado con una pistola 9 mm con dirección a donde se encontraba el grupo de adolescentes.
“… Negro de mierda, bajá el volumen del equipo”, les gritó Aguilera quien inició una discusión con Maximiliano mientras le apuntaba con el arma. Uno de los amigos del dueño de casa empujó al ex policía quien le descerrajó un disparo a Ojeda en el rostro.
“El impacto del proyectil le causó un orificio de entrada en la región interescapular derecha con orificio de salida en rama descendente del maxilar inferior izquierdo. Ello le provocó una lesión neurológica grave (hemiplejia derecha). Dichas lesiones pusieron en peligro la vida de Ojeda, demandan para su curación un tiempo mayor a un mes, y las secuelas neurológicas definitivas que produjeron recién podrán determinarse una vez finalizada la evolución de las mismas”, señala el informe forense.
La defensa
En su declaratoria ante el fiscal Javier Di Santo, a cargo de la investigación, Aguilera dijo que esa noche había regresado de trabajar y se dispuso a acostarse cuando los chicos “comenzaron a apedrear” su vivienda.
Añadió que les pidió que dejaran de hacerlo porque quería descansar y uno de los adolescentes le habría dicho: “que te venís a hacer milico de mierda, te vamos a reventar entre todos”.
Relató que los jóvenes ”se fueron acercando cada vez más” y que uno de ellos ”le tira un golpe, por lo que al tratar de esquivar el mismo y cae al suelo”.
Según manifestó, decide entonces sacar el arma “y pasa lo que pasó”.
Según el policía retirado ”no fue su intención en ningún momento herir a nadie” y afirmó que ”estos sujetos siempre molestan a los vecinos del sector, se reúnen y escuchan música a alto volumen”.
Agregó que “sólo quiso sacar el arma para amedrentar a sus atacantes, no para dispararles”
El fiscal descreyó de su relato e imputó a Aguilera por “lesiones graves, agravado por el uso arma de fuego”