Un hombre de 67 años que profesaba el culto de los Testigos de Jehová murió en un sanatorio rosarino mientras se desarrollaba una batalla judicial entre parientes que impulsaban que se le practique una transfusión de sangre y los que se negaban por motivos religiosos.
La demanda judicial fue presentada por el representante legal del sanatorio Julio Corso, donde el paciente se encontraba internado, y fue avalada por una hermana y una prima del hombre.
Sin embargo, la esposa y la hija del paciente hicieron valer un documento anterior que había firmado en el que pedía no recibir transfusiones.
En medio de la disputa judicial que ya estaba en manos de la jueza de Instrucción Raquel Cosgaya, el hombre murió en horas de la madrugada, según informaron medios de prensa locales.
La jueza, en diálogo con el diario La Capital de esta ciudad, indicó que en un primer momento, el hombre se había internado varios meses atrás con consentimiento de tratamiento, aunque con un documento en el que no permitía que se le practicaran transfusiones.
El documento fue avalado por la esposa y la hija, pero la disputa judicial cobró fuerza cuando una hermana y una prima del paciente desacreditaron el mismo e intentaron que se realizara la práctica tendiente a su curación.
La jueza Cosgaya advirtió que de no haberse producido el deceso, iba a prevalecer lo que se había plasmado en el documento.
«Prevalece la voluntad de la persona que tiene que recibir la transfusión, debe respetarse su decisión. Además el señor estaba ya en un estado muy crítico, por supuesto no soy médica para determinar si la transfusión era o no necesaria para este caso, pero permanecía en un estado casi irreversible», explicó la magistrada.