Lo dijo Gladys Pedrazza, una de las sobrevivientes de la tragedia del colectivo de la UNRC que fue colisionado por un tren. Este sábado habrá un homenaje.
El mediodía del 17 de junio de 1977, Gladys Pedrazza viajaba en el colectivo de línea local que fue impactado por un tren camino a la Universidad. Hubo 13 muertos y varios heridos en la peor tragedia vial en la historia de la casa de altos estudios.
A los 56 años, Gladys ya no busca respuestas por lo ocurrido. Vive en Holmberg, está casada, tiene un hijo de 8 años y una carrera como alumna de Comunicación que nunca completó.
El día del accidente no debía estar allí. No era una jornada de clases, solo había viajado para comprar un apunte. El destino la enfrentó con la muerte y la salvó de milagro.
– ¿Qué recuerda de aquel mediodía del accidente?
– No tengo ningún recuerdo de ese día. Nunca supe que pasó. Cuando desperté en la Clínica habían pasado varios días.
– ¿Cómo fue aquél día? ¿Usted iba a clases a la Universidad?
– No iba a clases. Fue para comprar unos apuntes de un trabajo práctico. En el colectivo no iban mis compañeros.
– ¿Tiene algún recuerdo del arribo del tren, los gritos de la gente…?
– Nada…
– ¿Esto está vinculado con que la sorprendió el accidente ó el estado de nervios le produjo un estado de shock?
– Creo que debe haber sido la situación emocional. Unos facultativos en la Clínica me dijeron que quizás vi el tren que se venía pero el susto fue muy grande y lo olvidé para siempre.
– ¿Iba colmado el colectivo?
– Si iba repleto, era una hora pico.
– ¿Habitualmente hacía ese recorrido? ¿Era un lugar sin control?
– El recorrido era siempre el mismo y no había barreras.
– ¿Qué tipo de lesiones le provocó el accidente?
– Muchísimas. Estuve internada desde junio hasta fin de año. Tenía muchas quebraduras, especialmente en las piernas. Me llevó años de operaciones volver a caminar normalmente.
– ¿Cómo pudo reconstruir lo que sucedió?
– En realidad nunca pude hacerlo. En mi familia nadie quería hablar del tema y ni siquiera leía los diarios. Me llevó mucho tiempo comprender lo que pasó. Cuando escuché por la radio la muerte de un amigo, Jorge Taricco, me hizo caer en lo que había sucedido, antes nunca había tomado conciencia. Cuándo los médicos en la Clínica me dijeron que habían fallecido 16 personas me parecía irreal.
– ¿Si hoy pasara por el mismo lugar advertiría que nada cambió en la seguridad más de 30 años después?
– Es cierto. No ha cambiado nada. Al principio del accidente habían colocado una persona para controlar, pero el paso del tren fue cada vez menos y sigue todo igual.
– ¿Cree que ha habido un reconocimiento personal de la Universidad y del Estado para evitar el olvido y que se repita una tragedia similar?
– No, creo que todo se olvida. En lo personal nunca tuve un reconocimiento de lo que pasó. Al menos que yo lo dijera nadie sabía lo que me pasó y me parece que todo se fue olvidando…
– ¿Ha buscado responsables? ¿Cree que hay responsables por lo que pasó?
– No, la verdad que no.
– Mañana se pintarán estrellas amarillas en recuerdo de las víctimas ¿Qué significa esto para usted?
– Será un reconocimiento después de tanto tiempo. Es también decir que el dolor no ha hecho olvidar a los que murieron. Un accidente de tren es un hecho rarísimo pero cada vez que sucede un hecho trágico es muy duro, aunque no aprendemos. Quedan daños físicos, secuelas físicas, un dolor psicológico para la víctima y la familia. También queda mucho miedo…