Podemos definir la educación para la ciudadanía, como “el conjunto de prácticas y actividades diseñadas para ayudar a todas las personas…
niños, jóvenes y adultos, a participar activamente en la vida democrática, aceptando y practicando sus derechos y responsabilidades en la sociedad”; involucra, por ende, el perfeccionamiento en los estudiantes, de las competencias ineludibles para relacionarse apropiadamente con el entorno que les envuelve, y la puesta en marcha de acciones combinadas para obtener una vida superior para todos. Remotamente se limita a una elemental ilustración acerca de las importantes leyes e instituciones que conforman nuestra organización política, trata de desplegar en los escolares cualidades y valores ciudadanos, que se conviertan en responsabilidades concretas con los complicaciones y retos de la sociedad en la que viven. Por disímiles motivos, se piensa que en nuestros días una de las gestiones más significativas del sistema educativo, junto con la transmisión de conocimientos, es la de conseguir que los alumnos aprendan a convivir como personas y como ciudadanos en el mundo en que nos ha tocado vivir; problemas como el déficit de compromiso cívico o la difícil cohesión social en un mundo tan complejo y diverso como el nuestro, colocan en un primer plano la necesidad de la educación cívica en la escuela.
El objetivo de la Educación para la Ciudadanía es, por ello, instituir ciudadanos libres, críticos, responsables y activos. Educar para la ciudadanía es una labor complicada, ya que son varias las dimensiones que precisan la ciudadanía: dimensiones ética, política, social, cultural, etc., y diversos los planos en los que puede mostrarse: local, regional, nacional o mundial. Como también son diversos los ámbitos educativos en los que puede llevarse a cabo la misma: formal, no formal e incidental.
El Ministerio de Educación de la Provincia de Bs. As, incorporó en su currícula, una materia llamada Democracia y Ciudadanía para alumnos que cursan el sexto año. La misma generó un debate en el espacio educativo, ya que propone analizar los reclamos sociales de conocimiento público que realizaron los estudiantes, como por ejemplo, la toma de colegios, el escrache, etc. Entendemos que una Educación para la Ciudadanía, no es un espacio para solamente analizar los reclamos que pueden hacer con todo derecho los estudiantes, sino que debe ser mucho mas abarcativa y global, ser expresión del compromiso de toda la comunidad educativa acerca de los fines educativos que persigue el centro escolar y el país, del modelo de alumno libre, crítico, activo y responsable que se quiere formar, compromiso que se concreta en el proyecto educativo que debe elaborar. Esta participación democrática debe tener como límite la convivencia para no vulnerar los derechos de alumnos y docentes, que quizás no estén de acuerdo con determinadas prácticas de reclamo. Pareciera que hemos llegado a la democracia, pero nos falta llegar a la república. De ahí la importancia de la selección de los contenidos a transmitir para no viciar nuestra Constitución, que es la base de todas las acciones actuales y futuras a tomar dentro del espacio educativo. Para terminar una frase de Labaké “La democracia y la ciudadanía son lo más cercano a la fraternidad, pero éstas no son nada fáciles. Solo son sublimes. Todo lo demás lo deducirá el lector”
LIC ELENA FARAH