Aceleran las tareas para restablecer la electricidad en la planta de Fukushima

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Se sigue intentando enfriar los reactores dañados y evitar así un accidente nuclear peor que el ocurrido en 1986 en Chernobyl (Ucrania). El número de muertos y desaparecidos trepó a 18 mil.La perspectiva de un regreso de la electricidad a la central nuclear de Fukushima daba un poco de esperanza este sábado, ocho días después del sismo y el tsunami que provocaron 7.197 muertos, según el último balance de la policía.
Las operaciones se aceleraron en la madrugada del sábado para tratar de enfriar los reactores dañados de Fukushima y evitar así un accidente nuclear peor que el ocurrido en 1986 en Chernobyl (Ucrania).
Los operarios trabajan a destajo en la central para restablecer el suministro eléctrico en cuatro de los seis reactores este sábado y esperan hacer lo propio el domingo en los dos reactores más dañados, el 3 y el 4, anunció el sábado la Agencia de Seguridad Nuclear.
«No podemos decir si vamos a tener éxito o no, si ello será posible (…), pero hacemos todo lo posible para que funcione», aseguró un portavoz de la operadora de la planta, Tokyo Electric Power (TEPCO).
Los electricistas soportan una enorme presión porque el éxito de su misión es esencial para restablecer el suministro eléctrico que permitiría el funcionamiento de las bombas que suministran el agua al sistema de enfriamiento de los reactores y llenar las piscinas en las que se guardan las barras de combustible usado, cuyo vaciado amenaza con liberar importantes cantidades de radiactividad en el medio ambiente.
El fallo de los sistemas de refrigeración de la central y de los equipos auxiliares ha provocado ya escapes radiactivos, que podrían aumentar si el bombeo no se reanuda pronto.
No obstante, incluso aunque la corriente eléctrica quede restablecida en los reactores, no es seguro que llegue hasta las diferentes máquinas, ya que las instalaciones pueden haber quedado dañadas por los efectos del tsunami o por las explosiones e incendios que se produjeron posteriormente en la central.
A la espera de conocer el resultado de estas operaciones, camiones cisterna continúan vertiendo agua sobre las instalaciones.
«Es una carrera contrarreloj», declaró el viernes el director general de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), Yukiya Amano, llegado expresamente a Tokio para discutir con las autoridades japonesas sobre el accidente nuclear más grave desde el ocurrido en Chernobyl (Ucrania) en 1986.
Para tratar de tranquilizar a la población, la AIEA anunció la realización de controles para medir los niveles de radiactividad, diferentes a los hechos por el gobierno japonés, que sostiene que no existe peligro más allá de 30 km alrededor de la central.
Por primera vez se detectaron en California restos «minúsculos» de radiactividad procedente de Fukushima, anunció el viernes el ministerio de Energía estadounidense.
El temor a sufrir radiaciones desencadenó un éxodo de extranjeros, sobre todo después de que Gran Bretaña, Francia y otros países aconsejaran a sus ciudadanos que partieran de Tokio, situada a 250 km de la central.
México repatrió ya a un centenar de personas y Argentina anunció un vuelo para los ciudadanos de esa nacionalidad que deseen salir del país asiático.
Los extranjeros que no quieren abandonar Japón encuentran refugio al sur del archipiélago, especialmente en Osaka, la segunda ciudad del país, donde Alemania ha instalado una embajada provisional.
La situación no ha atemorizado a los tokiotas, aunque se han aprovisionado de agua y alimentos para el supuesto de que deban permanecer encerrados en sus viviendas.
El último balance dado por la policía este sábado contabiliza casi 18.000 muertos y desaparecidos como consecuencia del sismo y el tsunami que afectaron el noreste de Japón el 11 de marzo.
El terremoto de magnitud 9, el más fuerte jamás registrado en el archipiélago nipón, provocó un tsunami que alcanzó una altura de hasta 23 metros, según un estudio científico japonés.
Cuando apenas quedan esperanzas de rescatar supervivientes, el ejército japonés anunció el sábado el hallazgo de un joven bajo los escombros de una casa en la ciudad de Kesennuma, una de las más devastadas por la doble catástrofe.
Sin embargo, poco después el ejército precisó que no se trataba de un superviviente, sino de un evacuado que había regresado a su casa para constatar los daños.
Desde el punto de vista humanitario, la situación sigue siendo complicada para alrededor 440.000 siniestrados, enfrentados al frío intenso y a la escasez de alimentos, agua corriente y electricidad en algunos centros de acogida.
 
Fuente Cadena 3.

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