Susana Giménez habló de sus gustos sexuales con un diario

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Todos los hombres que pasaron por la vida de Susana Giménez le dejaron mucho más que problemas económicos y judiciales. Es que la diva de los teléfonos es una femme fatale y en la cama aprendió de todo. Justamente por eso, la rubia puede darse el lujo de soltar algún que otro consejo sexual a sus seguidoras. A su platea femenina, la conductora les deja en claro que ella se anima a todo, incluso al sexo anal.
“La cola es algo que una les entrega pero por un tiempito, pero el sexo anal es buenísimo” aconseja, aunque rápidamente, y con cara de dolor continúa: “Después yo les digo pará”.
Habría que ver si Su les dice basta para no caer en la rutina o si es porque su romance terminó. “Ahora quiero estar sola y sin un hombre por el resto de mi vida” explica sobre su situación actual, aunque no detalla cómo satisface sus necesidades sexuales.
En plena charla, Susana comete un error. Afirma no haber estado nunca casada, pero enseguida se corrige. “Ah, no. Me casé. Pero bueno, después vino este hijo de puta“. ¿Se referirá a Jorge Rama, su ex novio uruguayo, hoy con un pie en la cárcel por robarle cheques?
Lo que motivó a la diva a mostrarse desinhibida y sin tabúes fue el clima íntimo que se generó en la charla con las lectoras de su revista en un evento realizado ayer en el Hotel Intercontinental, sumado al hecho de estar al lado de la sexóloga portorriqueña Alessandra Rampolla. También estaban presentes la conductora Maju Lozano y la psicóloga chilena Pilar Sordo.
No es fácil que Susana hable sobre sexo con los medios. Sólo Antonio Gasalla logra sacarle confesiones increíbles en el living de su programa. Alguna que otra vez, la propia Rampolla la hizo hablar de consoladores y otras yerbas en el mismo marco de su ciclo de tevé (“mejor a pila, eléctrico me daría miedo”, dijo, entonces).
Esta vez, Susana habló sin pelos en la lengua, distendida con sus fans, pero Diario Libre estaba allí. Y aunque en la conferencia no nos dejaron siquiera preguntar, porque los organizadores fueron demasiado selectivos y poco democráticos a la hora de elegir a quién darle el micrófono para “sólo cinco prenguntas”, quien escribe fue por más y se encontró con una Susana auténtica y al rojo vivo.

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