Martín Maldonado reside a mil kilómetros de la falla sísmica de Tokio, sobre la zona noroeste de Japón, en la ciudad de Matsuyana. Allí la violencia del impacto de las olas que devora viviendas, carreteras y vidas humanas se observa por las imágenes desoladoras que emiten las cadenas televisivas niponas.
Martín hace 6 años que reside en el país convertido en potencia mundial tras la segunda guerra mundial y admite que la habitualidad de los temblores no permite superar el pánico ante cada sismo.
«Hablé con mi familia y les dije que estoy bien, que aquí no llegó el tsunami. Estaban muy preocupados», admite aliviado en diálogo telefónico con TD Digital.
En la noche japonesa la muerte se cuenta por cientos y las cifras parecen meras especulaciones mientras persiste la búsqueda en ciudades que parecieron haber sido deglutidas por el agua, en la peor tragedia natural en 140 años.
Las agencias de noticias hablan de peligro nuclear, caos financiero y réplicas que multiplican el miedo sobre los países del Pacífico.
«Ha sido un susto muy grande. Lo que se ve del noreste de Japón, en Tokio y Jokaido, es el efecto de la ola del tsunami que arrastra fábricas, casas, autos. Es muy triste», relata.
Martín llegó a Japón beneficiado por una beca de estudio y tras concluir su doctorado en medicina decidió continuar la tarea de investigación en el Departament of Pharmacology, Informational Biomedicine de Ehime Universit.
Aunque hace años mantuvo contactos con un riocuartense en Tokio ya ni siquiera sabe si aún continúa viviendo en el país asiático. El resto de los vínculos con la Argentina parecen solo signados por la nostalgia.
«Los terremotos son frecuentes, diarios, aunque algunos ni se perciben. La mayor cantidad se producen en Tokio y repercuten en todas las regiones. Lo que veo a través de los noticieros es que el de hoy parece ser el más fuerte en toda la historia de Japón, ha hecho un desastre», describe mientras se repiten las imágenes del horror por la televisión.
Las horas de trabajo y la formación académica que tanto valoran los japoneses, sustituyen por ahora el sueño de la familia tradicional «que llegará en algún momento». ¿Este Tsunami te hace reflexionar sobre tu permanencia en Japón? Tras un silencio de segundos, afirma que la respuesta no es tan simple.
«Me asusta un poco lo que pasó y me hace relflexionar. Pero, desde que llegué sabía que esta es una zona de terremotos y creo que estoy en una ciudad segura. Por ahora, me quedo. Este no es un fenómeno que se está dando solo aquí, sucede en todo el mundo», argumenta.
Las secuencias de la destrucción se repiten en las cadenas ecuménicas y desvelan a los países que esperan las consecuencias naturales del fenómeno. Los efectos son aún imprevisibles.
Por Pablo Callejón ( pjcallejon@yahoo.com.ar)