El título de este comentario es muy significativo y me obliga a replantearlo tanta veces como sea necesario.
Aún habiendo sido abordado en otras ocasiones. ¿Por qué? Porqué a pesar de los variados esfuerzos de las reformas e innovaciones, la imagen y el status del docente continúa siendo una profesión socialmente no del todo valorizada. Actualmente no abriga muchas esperanzas de superación ya que lo salarios son bajos frente a los constantes aumentos del costo de la vida. Sin embargo, a pesar de todo, en este escenario todavía existen personas solidarias que tiene vocación de servicio y de entrega a esta ilustre tarea empequeñecida, a pesar que la misma sociedad y por lo tanto el gobierno, tenga que poner sus hijos en manos de estos artífices de la conciencia y del conocimiento.
¿Cuáles son los desafíos del docente ante las intimidaciones y encrucijadas globales?
Intentaré, de acuerdo con varios investigadores educativos, contestar estas preguntas.
Actualmente las propensiones pretenden reducir el rol del docente a una simple visión de “Facilitador”. Ante esto hay que decir que el docente sí debe ser facilitador, pero aún más: no se debe imaginar al docente como un ayudante del aprendizaje, por el contrario el docente debe ser un verdadero “Mediador” entre el conjunto de conocimientos y saberes por un lado, y las costumbres de los alumnos por el otro; esto supone una tarea articuladora, creativa e innovadora en donde se ensamble las armaduras de la acumulación histórica de la humanidad ligadas a las vivencias particulares y agrupadas del aula. Partiendo que no todo es ético ni en el acontecer histórico ni en la persona misma, al docente le toca la no menos importante y fundamental tarea discriminatoria al facilitar la “desconstrucción” de experiencias negativas y la “construcción” de experiencias positivas.
Los docentes tendrían que ser hoy, siguiendo a Piccardo Joao: Mediadores Metódicos, que inquieran racionalmente la realidad y sobre ella diseñen la arquitectura de conocimientos; Mediadores Interpretativos, que interpreten correctamente y descubran los símbolos apropiados para el aprendizaje; y Mediadores Prácticos, basados en un quehacer docente ético y eficiente.
Las tendencias coetáneas invitan a reflexionar en un nuevo modelo docente, el del “Pedagogo Investigador”, el cual tendría un labor centrada en funciones técnicas específicas, sus capacidades deben ser eminentemente profesionales en lo que respecta a contenidos, metodologías, tecnologías, evaluación, etc. y que además esboce su agenda pedagógica en una permanente interacción entre el quehacer investigativo que brote del aula misma con lo que nazca del contexto externo a ella.
Sabemos que desde estas visiones, la tarea docente se hace cada vez más compleja,; en la actualidad, además de los requerimientos curriculares actuales, que son integradoras y abarcativas, se habla por ejemplo, de ciencias naturales y se exige que se domine la química, la física y la biología, y cuando se habla de ciencias sociales es necesario conocer sociología, filosofía, historia y geografía; a esto hay que añadir los Ejes Transversales, por lo que además se supone el conocimiento mínimo sobre perspectiva de género, ecología, derechos humanos, etc. Y esto me hace recordar al filósofo francés
Edgar Morin que reflexiona diciendo que“no solo cada día existe mayor información y acceso a los nuevos conocimientos, sino también porque las responsabilidades cotidianas del ejercicio profesional cada vez son más complejas”
LIC. ELENA FARAH