La poesía llega a las escuelas y las plazas de barrios vulnerables como un modo de expresión y contención que suma cada vez más jóvenes. El poeta y escritor Damián Virginilo consideró que “en la séptima edición de Aguante poesía fue muy buena porque no solo se concentró en las aulas, sino que llegó a los espacios públicas”.
“Me sorprendió la participación de pibas y pibas que compartieron lo que escribían. A veces eran poemas y otras veces, canciones y rapeo. No se trata solo de enseñar en los talleres sino dejar fluir. Que el otro exprese lo que piense y sienta”, subrayó en diálogo con Telediario Primera Edición.
Damián consideró que “la palabra, ya sea en la música o en lo que escribimos, es una forma de expresión muy importante sobre lo que vivimos y nuestras pérdidas”
“Hoy se usan mucho los canales de comunicación y redes sociales, donde van promocionando lo que van haciendo. Después lo cuelgan en youtube y Spotify con miles de visitas. La escritura es una forma de transformar, abrir la mente, poder pensarte y pensar en lo que pasa alrededor. Esto tiene que ser acompañado para que pueda ser visibilizado”, enfatizó.
Y añadió: “No se trata de buscar respuestas, sino también de formularse más preguntas sobre nuestras vivencias. La música y la poesía con la palabra en el medio. Necesitamos que se sumen espacios para que los chicos y chicas puedan expresar lo que sienten”
“La comida es un lujo para algunos”
“Conozco muchos casos de pibas y pibes que a muy temprana edad dejan la escuela. El Estado debe acercarse para saber qué pasa, por qué no asisten y cuáles son sus necesidades. Una cuestión primordial es la comida, los chicos tienen que ir a clases bien alimentados”, advirtió Virginilo.
El joven escritor manifestó que, “en los comedores de mi barrio hay muchas colas con el tuper para buscar la vianda y para zafar de alguna manera”
“Para una familia donde son dos o tres comer dos veces al día es un lujo porque todo aumenta. Esto me hace acordar el 2001, cuando yo iba con mi familia a una parroquia a buscar la vianda. Hasta mi abuela, recuerdo, lo hacía. Hoy esto vuelve a pasar. La gente se va a dormir con un mate cocido o un arroz con leche para llenar la panza”, lamentó.
Y añadió: “La plata de la changa no alcanza, tenés que pagar un montón de cosas pero lo importante es poder comer”