PADRECITOS URGENTES

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Tan vulnerables, tan débiles, tan parecidos a lo que nos pasaba en aquellos años frescos. A la tarde los veía, conozco a la parejita, irrespetuosamente jóvenes, padrecitos urgentes, dulces victimas del amor, de la explosión hormonal, de la vida que se expresa. Hoy a la tarde caminaban, los miraba, los veía en su escasez, con la imprudencia insolvente, buscando ofertas, comprando pañales (“El niño debe estar con la abu”, pensé), leche, yogures, masitas. Se pusieron en fila, respetuosos, ella con el tatuaje de una estrella inmensa donde empieza y donde termina su deliciosa nuca, él con su corte de pelo moderno, con sus lentes actuales. Tan desprolijos hace un tiempo, tan normales ahora. Ellos llenando un formulario para participar del sorteo de fin de la quincena, del mes, del año, del siglo. Metiendo datos en ese amontonamiento irrespetuoso que son los supermercados y sus ofrendas. Ellos, tan frágiles, tan débiles, apostando a que su Dios los elija; ellos, que hace tan poco se reían de Dios y de la vida, ahora participan…
r.l.

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