Fue la seño Mimí la que nos contó la fábula de Esopo sobre la hipocresía. La recuerdo cada vez que pienso cómo vivimos. Aquel leñador prometía ayuda a una zorra que escapaba de los cazadores, oralmente decía que no había visto al animal perseguido, pero con sus gestos indicaba donde se escondía la zorra. Nos pasa entre nosotros y entre nosotros y nuestros dirigentes. Todos mentimos. Doble discurso ¿Somos como ellos?¿Mentimos y prometemos como ellos? Mi viejo cobra veinte mil pesos, es jubilado. La canasta básica está cerca de los sesenta mil. Contame el relato, militame la injusticia. Con Macri era igual. La corporación política ( ¿somos ellos?) sabe quién es más vulnerable. La diferencia está en la agenda de cada uno, unos procuran no caer presos aunque las pruebas sean rotundas. Otros se preparan para el tour en tribunales. El juego del poder. Ellos allá arriba. Nosotros al borde de la desesperanza, inmensamente cansados. Terrenales que pensamos en el super, en otro aumento de nafta, en el asado que ya no es. En el Tolo que maneja doce horas el remiss y Elena que viaja en el colectivo dos veces al día. Hubo reunión en el consejo deliberante para tratar un nuevo aumento de boleto. No fue la empresa, no fue la CGT, fue la FURC. ¿Quién representa a Elena? Alejandra siempre me decía: A nadie le importan los pobres. Hay una dirigencia desconectada que habla del nuevo ministro de justicia, del territorio o de la militancia, y acá abajo, cerca de la realidad, hay otra Elena que antes compraba un kilo de tomates y ahora toma dos, los mete en la bolsita y encara temerosa al cajero porque no sabe si la plata le alcanza. En la cola, viene Esopo, lleva tapabocas y sigue contando fabulas vigentes en una sociedad que acaricia la tristeza….
r.l.