La justicia cordobesa reparte hoy la herencia de Manubens Calvet, la fortuna más codiciada y disputada de argentina

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Hace 9 años, un examen de ADN finalmente confirmó que los hermanos riocuartenses Guzmán son sobrinos nietos del millonario hacendado Manubens Calvet. Según indicó el análisis genético, los herederos son en un 99,99 por ciento nietos de Juan Carlos Manubens Calvet y esperan ser parte de los 500 millones de dólares en disputa.

El Ceprocor concluyó las pericias de ADN sobre Brigida Guzmán -abuela de los riocuartenses que disputan por la herencia- y Alicia Molina – la madre-. Brigida fue pareja de Juan Carlos Manubens Calvet y ambos tuvieron un hijo al que llamaron Angel Guzmán, el padre de Juan Carlos y Gladys.

Juan Feliciano Manubens Calvet nació en Villa Dolores el 20 de octubre de 1904. Se convirtió en fuerte productor agropecuario y tras su muerte, la herencia que dejó se convirtió en la más disputada del país.

La lista de supuestos herederos que aparecieron todos estos años roza el realismo mágico: casi 60 familiares o pseudofamiliares de cinco provincias.

La lista de supuestos herederos que aparecieron todos estos años roza el realismo mágico: casi 60 familiares o pseudofamiliares de cinco provincias. Finalmente la herencia se dividió en tres partes luego de un acuerdo por unanimidad entre todos los herederos tras 150 audiencias en los últimos dos años.

El 40% del patrimonio (90 millones de dólares) se destinó para pagar a los acreedores: Abogados de la sucesión, la Caja de Abogados, la tasa de Justicia para el Poder Judicial cordobés, peritos, inventariadores y organismos estatales como la AFIP.

La segunda parte, aproximadamente el 35% del patrimonio, es lo único que les quedará a los herederos familiares más conocidos. Se trata de los descendientes de las cinco ramas familiares correspondientes a los cinco hermanos que tuvo Manubens Calvet. Son aproximadamente 79 millones de dólares.

Un 28,6% del total de los derechos sucesorios de estos parientes fue comprado por un grupo de misteriosas empresas offshore, que no fueron individualizados por la Justicia. Los familiares recibirían 56,4 millones de dólares y el resto, 22,6 millones de dólares, iría a estas firmas que no tienen ni nombre, ni dirección ni actividad alguna.

 

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