Existe un lugar en el mundo donde las rutinas continúan su curso habitual y la vida no se ve amenazada por un nuevo virus.
En Telediario hicimos contacto con dos argentinos que actualmente residen en Base Esperanza, ubicada en la Antártida, el único continente en donde no se registraron casos de coronavirus y donde las actividades transcurren tal cual están habituados.
En Base Esperanza actualmente residen 63 personas, para aquellas familias, el impacto de la pandemia se percibe lejano y la seguridad de estar aislados geográficamente de los efectos del nuevo virus hace sentir cierta calidez y tranquilidad, a pesar del duro clima antártico.
Los chicos siguen concurriendo normalmente a clases y se enteran a través del contacto tecnológico con sus amigos o seres queridos como han cambiado los hábitos en sus lugares de origen. “Somos la única escuela que funciona con los chicos en el aula” expresa Victor Navarro, quien junto a su mujer se encargan de dictar las clases presenciales a los 14 niños que acuden a la institución.
Por otro lado, Sergio Montoya, meteorólogo riocuartense que se encuentra también pasando su año de trabajo en Base Esperanza, nos relata que, si bien, no corren ningún riesgo por estar aislados geográficamente, por parte de las autoridades se ha decidido suspender los vuelos con el fin de mantener la seguridad de las familias que allí se encuentran. “Nosotros estamos bien y esperamos que toda la ciudadanía de Rio Cuarto pueda estarlo también”, expresa Sergio al manifestar su cariño y aprecio a la comunidad riocuartense.
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