“Esto me ha conmovido mucho, nunca escuché esto de mí”, expresó agradecido Eduardo Pavlovsky, Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de Río Cuarto, respecto del contenido de la resolución 152 de Consejo Superior y los discursos del vicerrector Aníbal Bessone y del decano de Ingeniería, Pedro Ducanto.
“Destacado profesional de la medicina y la psicología”, “luchador por los derechos humanos”, “fundador del psicodrama en Latinoamérica”, de “calidad profesional y humana” fueron algunos de los conceptos con los cuales la UNRC reconoció a quien ligó terapia y arte. A quien abordó temas como la tortura sin por ello renunciar a la belleza. A quien a los 77 años sigue apostando por el conocimiento y el amor.
Acompañado en el estrado por el vicerrector Bessone; los decanos Roberto Tafani, de Ciencias Económicas; Gladys Mori, de Ciencias Exactas; Enrique Grote, de Ciencias Humanas; Pedro Ducanto, de Ingeniería, y el secretario Académico de Agronomía y Veterinaria, Jorge de la Cruz, Pavlovsky recibió la medalla, la carpeta de reconocimiento y un cuadro del pintor local Haroldo Cortez.
Consustanciado del entorno
Ducanto puso de relieve que Pavlovsky es “de las personas que analizan y representan la realidad que los circunda”. Su hacer “queda embebido de lo que pasa” y “no pueden desarrollarse sin mirar el entorno”.
El decano consideró que “Tato”, como también se lo conoce, ha sido fiel intérprete de temas como la culpa, la venganza, la memoria y el olvido. “Es original en su perspectiva”, al punto de haber hecho referencia a la tortura desde la óptica del torturador en El Señor Galíndez, obra que sufrió un atentado en el Teatro Payró en 1974.
Pavlovsky ya hablaba de lo que vendría en la Argentina. “¿Premonición o percepción intuitiva?”, elogió el decano de Ingeniería, facultad desde la cual se promovió el reconocimiento máximo para el autor de Telarañas, obra prohibida por el gobierno militar en la segunda función, Potestad, Rojos Globos Rojos, entre otras piezas teatrales.
“Compromiso, dedicación y honorabilidad” de quien “trató de mostrar una lectura diferente de la historiografía oficial” fueron otros de los rasgos del nuevo Doctor Honoris Causa resaltados por el decano.
Horizontes superadores
El vicerrector Bessone sostuvo que la distinción marca un camino en tanto reconoce a quienes “abren nuevos y superadores horizontes”. Planteó que “la vida nos coloca en encrucijadas” y obliga a resolver “con sentido teleológico”. Un ejemplo paradigmático es el de Pavlovsky, quien “pudo haberse conformado con ser un psiquiatra brillante”, no obstante lo cual eligió el “compromiso” y por ser un “fermento excitador” que caminó por “el sendero de los sentidos esenciales”. Agregó que “su decisión le significó el exilio como única alternativa de vida” y “a la dictadura le opuso talento y pasión”. Hombre de “elocuente dimensión crítica”, marcó “huellas que no se borran”. Su vida de “empuje, pasión y visión” lo llevó a no abdicar y a orientarse y orientar fundado en “propósitos claros y valores trascendentes”.