Su álbum fue el más vendido en Estados Unidos el mes pasado. El presidente lo lleva en su iPod. Tiene dos canciones más una colaboración en las listas de popularidad y más de 14 millones de personas lo siguen en Facebook. Por cierto, Lil Wayne está en la cárcel. Pero su imagen pública está lejos de encerrada.
El rapero, que se anticipa saldrá de prisión el jueves tras pasar ocho meses entre rejas por un caso de portación de armas, es el primer artista en 15 años con un álbum No. 1 en la lista de los 200 de Billboard mientras cumple una sentencia carcelaria. I am not a human being pasó una semana en la cima y ha vendido más de 323 mil copias desde que salió al mercado el 27 de septiembre, según Nielsen SoundScan.
Es difícilmente una distinción codiciada. Pero es tanto un reflejo de la popularidad de Lil Wayne como reflejo de una astuta maniobra multimediática. ¿Mantenerse vigente? Más que eso: omnipresente.
«El reto fue hacerle sentir al público como si él nunca se fue», dijo Bryan «Birdman» Williams, el cofundador de la disquera Cash Money Records que ha promovido la carrera de Lil Wayne desde que el rapero era un adolescente. «Se nos ocurrió una buena estrategia, y funcionó».