Lo que debió ser el proceso para juzgar a integrantes de una banda de asaltantes, reflejó, en realidad, las flaquezas del accionar policial.A la espera del veredicto en el juicio a los integrantes de la banda que asaltó el campo el Chara y al efectivo Diego Guzmán, acusado de ultimar de un balazo al suboficial Carlos Miranda, en los pasillos tribunalicios quedan los ecos de las fuertes críticas que emergieron del proceso judicial al accionar de la Policía.
Lo que en principio se presentó públicamente como el desenlace de una minuciosa investigación que derivó en tragedia como consecuencia de un acto desafortunado, presentó, en realidad, las enormes flaquezas del operativo y las dudas sobre la preparación de los efectivos.
El doctor José Sagarraga, abogado de uno de los imputados, resaltó que el perito balístico que actúo en el caso fue claro al determinar que no se hallaron vainas de armas de los delincuentes ni impactos que hayan sido provocados desde donde estaban ubicados los ladrones.
Además, el experto cuestionó la estrategia de un avance «tipo pinzas» en la búsqueda de generar un cerrojo y que expuso la integridad de los policías que podrían terminar enfrentados entre sí.
Otro de los abogados, Jorge Valverde, sostuvo que fue «una locura» que en una noche cerrada los policías hayan intentado enfrentar a los delincuentes «de manera frontal».
Consideró que eso derivó en una situación incontrolable y en una investigación debilitada porque varios acusados fueron detenidos horas después, alejados del campo donde se produjo el hecho.
Miranda recibió varios disparos de su compañero en la fuerza y algunas esquirlas ingresaron por el sector que no cubría el chaleco antibalas. La confirmación del forense Martín Subirachs durante la autopsia expuso a la Policía a una estrategia dubitativa en la que, en un principio, habían intentado adjudicar a los ladrones -que nunca efectuaron disparos- la autoría del fatal episodio.