Mauricio nunca estuvo solo

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Por Guillermo Geremía

La semana que cierra no mostró todavía lo peor de la crisis económica que atravesamos. Es la foto congelada de fines de diciembre del 2018  -en el caso de la pobreza- o de enero 2019, en el caso de la caída de la actividad. Estamos tan inmunizados a las malas nuevas que ya nada nos sorprende. El dólar a 45 y negociándose a futuro a 60 pesos no nos llama la atención. El aumento  de 5 puntos de la pobreza y que haya 1 cada 2 pibes pobres entre 0 y 14 años no nos remueve la conciencia.  La caída de la actividad un 5,7% llegando a más del 10% en el sector comercial tampoco nos impacta. Las tasas de interés al 70 % nos resultan un problema ajeno. La pérdida de 260 mil puestos de trabajo en el año, salvo que seas uno de los afectados, sigue siendo un problema de los otros. El aumento anual del 59,1% de la canasta básica de alimentos es culpa –según algún economista- de que sea la razón por la cual el dólar sigue a la inflación y no al revés…así de obscena es la máquina de justificar.

Aunque en los últimos tiempos la Cofradía del Santo Mercado e integrantes del Club de Avaladores de “Mauricio que es Macri” ha empezado a abandonar el estadio antes de que termine el partido. Es que el partido parece ya tener el resultado puesto. Pero Mauricio no llegó hasta aquí sólo y por su cuenta.

Fueron sus aliados políticos quienes desde el primer día le dieron territorialidad y votos para que llegara al poder. Ahí anda el radicalismo con una necesidad de terapia de grupo y no haciéndose cargo de las culpas compartidas. No son los únicos.

También las corporaciones, que vieron la oportunidad de hacerse de ganancias millonarias y lo bancaron a muerte, ahora dudan que todo esto se desmadre y termine peor que nunca. Entre ellas, Asociaciones Empresarias, Bancarias, de Profesionales y otros sellos de variopinta laya no saben dónde esconderse o cómo explicar lo inexplicable.  Merece recordarse aquel Presidente de un Centro Empresario y Comercial que aseguraba en 2015 haciendo campaña por Macri que “había demasiados comercios en Río Cuarto”. 3 años y medio después ya no los hay.

Los economistas de la ortodoxia liberal o su émulos vergonzantes ofrendan su fracasado prestigio como pronosticadores en el altar donde se empieza a descascarar la figura de Macri Presidente. Ellos con sus confusas e intencionadas argumentaciones nos hicieron creer –y nos hacen- que estar peor para la mayoría de los argentinos es mejor para el país.

Los voceros del oficialismo  antes llamados “periodistas militantes” y ahora periodistas independientes serios” se rompieron los nudillos de sus puños llenos de verdades mentirosas pegando contra el pasado, todo para evitar subirse al cuadrilátero del presente y pegarle al paquete que tiene puesto el inmerecido cinturón de campeón del mundo. Pero ya se sabe qué pasa con los “amigos del campeón”, cuando este entra en desgracia.

También los opositores dadores de gobernabilidad son corresponsables  de este esperpento de modelo económico y del deterioro de la calidad institucional de la Argentina. Rabiosos kirchneristas que tardaron un chasquido de dedos para pasarse a la vereda de enfrente ahora quieren calzarse el saco de opositores sabiendo que siempre les quedó demasiado grande. Otros opositores son el colmo del cinismo. Le hicieron la guerra al “populismo de ayer” para sostener hasta hace 5 minutos el rumbo de un gobierno “desrumbado”. Ahora mutan a un pseudo progresismo impostado con el traje embarrado por el lodazal donde nos metieron.

Macri nunca estuvo sólo. Los gordos gremialistas dieron más vueltas que una calesita para plantarse frente al vendaval que se llevó puesto miles de empleos y precarizó aún más la realidad laboral de millones de obreros.

Mauricio nunca estuvo sólo. Ahí se esconden en el silencio culposo ciento de miles de argentinos que los moviliza más el odio a quienes  tienen debajo en la pirámide social que incluso la prosperidad propia. Fueron, son y serán capaces de resignarse ellos a un mejor pasar para evitar que los “negros planeros” tengan la remota posibilidad de sentarse a la mesa cada vez más vacía del medio pelo argentino.

Corporaciones, partidos políticos aliados, economistas del establishment, empresarios de medios y sus periodistas con collar,  opositores amenos , sindicalistas domesticados, los engañados por incautos y los lobos con piel de cordero, todos acompañaron a Mauricio al medio del mar huracanado en donde estamos metidos tratando de no naufragar y terminar en el fondo del océano. Por más que ahora estén peleándose por ir a los botes y abandonar el barco, dejando al Capitán solo y sin rumbo. Así son las Cosas.

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