Docentes, acompañados por un grupo de estudiantes, tomaron la Universidad Nacional de Río Cuarto en reclamo por salarios atrasados y mayor presupuesto.
«Porque luchamos en defensa de la educación pública, gratuita, de calidad e inclusiva, por la falta de paritarias, por nuestros salarios retrasados y porque la Universidad es del pueblo y para el pueblo», enfatizaron al argumentar la toma.
En un comunicado, el gremio precisó: «A las 6 de la mañana comenzó la toma de la Universidad Nacional de Río Cuarto, en conjunto con otras universidades del país como San Luis, La Plata, Universidad Nacional de Cuyo, Universidad Arturo Jauretche. A 100 años de la Reforma Universitaria, la toma es encabezada, por primera vez en la historia, por los docentes universitarios y acompañan estudiantes, no docentes».
Guillermo Ashworth, Secretario General de AGD, comentó que “la toma es producto del desmantelamiento de la Educación Pública que este gobierno lleva adelante. Nos recortaron 3 mil millones de pesos a las universidades, y además nos ofrecen un 15% de aumento salarial cuando todo indica que para este año la inflación va a estar cerca del 30%. Queremos Educación Pública de calidad y salarios dignos”. A las 14 horas va a haber una asamblea ampliada para definir la continuidad de la medida.
«Después de esto sigue la lucha, no creemos que el gobierno cambie de opinión» afirmó en diálogo con el programa Así son las Cosas en la radio Dídimo Zárate, secretario adjunto del Gremio Docente.
Añadió que «hay un grupo importante de estudiantes, hay no docentes que participan de la toma».
Zárate sostuvo que «hoy no se puede ingresar a la universidad» y resaltó que «esto no es contra las autoridades, es por el presupuesto universitario»
«La toma es por el futuro de la Universidad tal como la conocemos, el desfinanciamiento y nuestras paritarias», subrayó.
Con un encuentro artístico, estudiantes se sumaron al reclamo por el presupuesto universitario. La medida surge en medio del paro total de actividades que realizan docentes y no docentes.
«Defendemos una educación pública, gratuita y de calidad y por paritarias dignas», indicaron.
Reforma de 1918
La primera acción del estudiantado cordobés tuvo lugar el 10 de marzo de 1918, con la manifestación en las calles y la conformación del Comité Pro Reforma que, en principio, solo reclamaba tímidos cambios. Ante la respuesta negativa de las autoridades, el 14 de marzo el Comité declaró la huelga general de los estudiantes por tiempo indeterminado. La adhesión a la misma fue total, imposibilitando el inicio de clases el 1 de abril.
Entonces, el gobierno nacional decretó el 11 de abril la intervención de la universidad a cargo de José N. Matienzo; mientras que, simultáneamente, se conformaba en Buenos Aires la Federación Universitaria Argentina. El 22 de abril, Matienzo anunció un proyecto de reformas del estatuto de la universidad abriendo la participación en el gobierno universitario al claustro de profesores. Así, se reanudaban las clases, la situación se normalizaba temporalmente y se cerraba la primera etapa del conflicto.
El segundo período del proceso giraría en torno a las expectativas puestas en la elección del nuevo rector que tendría lugar el 15 de junio. Los estudiantes conformaron la Federación Universitaria de Córdoba, y militaron las elecciones para el rectorado a favor del candidato liberal Enrique Martínez Paz. Además de éste, se postulaban, por un lado Alejandro Centeno, y por el otro, Antonio Nores, representante de la cúpula clerical y miembro de la Corda Frates [3].
Nores resultó electo nuevo rector. La respuesta de los estudiantes no se haría esperar y se abriría la tercera etapa del conflicto: los reformistas irrumpieron en el salón de grado, rompiendo los vidrios y muebles, descolgando los cuadros de las históricas autoridades de la universidad, y expulsando del lugar a la policía y los matones contratados por las autoridades clericales.
Nuevamente declararon la huelga general que rápidamente se extendió a nivel nacional con la adhesión de los estudiantes de las restantes universidades del país. Inmediatamente marcharon por las calles y obtuvieron la adhesión de la Federación Obrera de Córdoba a la lucha estudiantil, forjando una embrionaria unidad entre obreros y estudiantes.
El 21 de junio, Deodoro Roca redactó anónimamente el “Manifiesto liminar de la Reforma Universitaria”. El documento expresaba un intransigente anticlericalismo y antiimperialismo expresado en su título “La juventud de Córdoba a los hombres libres de Sudamérica” y su ferviente romanticismo por la independencia latinoamericana.
En agosto, el gobierno nacional decretó nuevamente la intervención de la Universidad, esta vez a cargo del ministro de Instrucción Pública, José Salinas. Los estudiantes radicalizaron sus medidas y el 9 de septiembre ocuparon la Universidad asumiendo sus funciones de gobierno: nombraron a los dirigentes estudiantiles Horacio Valdés, Enrique Barrios e Ismael Bordabehere como decanos de las facultades de Derecho, Medicina e Ingeniería, organizaron actividades curriculares, nombraron profesores, consejeros y empleados e incluso llegaron a constituir mesas de exámenes. La universidad se encontraba completamente en manos del estudiantado, situación que solo sería revertida tras el desalojo y la detención de algunos estudiantes por parte de la policía.
Pero para entonces, Salinas se vió obligado a atender los reclamos estudiantiles y decretar la reforma del estatuto universitario incorporando la docencia libre y el cogobierno paritario (la participación de los estudiantes en el gobierno de la universidad en igual número respecto a los profesores titulares y suplentes). Paulatinamente, los cambios se instauraron en el resto de las universidades del país y, para 1921, la reforma universitaria regía a nivel nacional.
Posteriormente, la lucha estudiantil alcanzaría dimensiones continentales: el estudiantado se levantaba en Chile, Perú y Cuba durante los primeros años de la década de 1920; y durante la década de 1930, en México, Paraguay y Brasil (Izquierda Diario).