La UNRC celebró con una multitud de niños un nuevo aniversario de la revolución de 1810

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PRENSA UNRC – Desde antes de las 9 se los veía caminar. Bajaban de colectivos de transporte público y privado. Venían en filas de a dos, con guardapolvos, abrigos azules, camperas grises y rojas, polleras escocesas de los mismos colores, uniformes turquesas y celestes de educación física, camisas blancas y corbatas verdes, acompañados por maestras y profesores.

Eran algunos de los niños y adolescentes de 42 escuelas que llegaron a celebrar en la Universidad Nacional de Río Cuarto un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo de 1810.

Recorrieron el campus, vieron al vendedor que se instaló frente a la biblioteca a ofrecer café, criollitos y facturas, entraron y descubrieron que además de libros y estudiantes sentados a las mesas había muestras gratis de arte.

Antes de que fuera inaugurada, vieron la instalación ensamble en arte textil de Gabriel Escudero. Algunos se detuvieron frente a una colorida guitarra, otros se quedaron a observar el escenario de Hamishibai, elaborado por Ham y un par de varones miraron para arriba y leyeron “Las aventuras de Rosita”, pendientes de un hilo que sostenía varias obras más.

Una de las maestras contaba que “como la universidad es un lugar donde vienen muchos jóvenes, los arquitectos pensaron en hacer una biblioteca con forma de boliche”. Los 18 chicos que la escuchaban pasaron y recorrieron planta baja y primer piso de la Biblioteca Juan Filloy, escenario que cotidianamente alberga a trabajadores, estudiantes, graduados que ordenan publicaciones, piden libros, comparten apuntes, dudas y preparación de exámenes.

A eso de las 10.45, el anfiteatro General San Martín lucía con sus escalones a medio cubrir. Maestros y alumnos primarios hablaban con el celeste, el blanco y el amarillo por delante: banderas argentinas de 3 metros y más de alto iban del primer piso al nivel inferior, testigos de la paulatina llegada de los grados y los cursos. Atrás había quedado el vaso de jugo y la factura que a cada uno se le dio en el Comedor de la Universidad y las miradas sorprendidas al metegol contiguo al quiosco estudiantil de Ingeniería con el que pasaban el rato cuatro jóvenes.

Antes y después, en el aula de Arte y Cultura seguían las actividades habituales de los talleres libres y gratuitos que en este campo se llevan a cabo desde Secretaría de Extensión y Desarrollo. Lo inusual era que tantos chicos juntos entraran a preguntar por lo que veían.

El sol iluminaba el campus, desde el cielo y el papel de las banderas hechas artesanalmente. En un elogio de la diversidad, las había hechas de a bollitos de papel, manos pintadas, con siluetas de corazones y con a trazos rectos para deleite de quienes gustan de la geometría.

“Vamos por la fila”, pedía una de las maestras, de escarapela en el pecho, a sus alumnos, mientras recorrían el tramo entre los pabellones 2 y B. La seguían pequeños con uniformes borravino que minutos antes habían escuchado a una narradora de cuentos fácilmente visible gracias a su paraguas lila con flores rosas y amarillas.

Arte entre libros, recorrido por el campus, entrega de folletos de la UNRC y encuentro con pares. Todo empieza a quedar listo para la cantata por los derechos del niño de la que participarán pasadas las 12 el Coro y del taller de Teatro de la UNRC, escuelas de ciudad y región, y del Instituto Norma Fontenla. Música y convergencia de variados niveles educativos, más un mural colectivo, para conmemorar el 208º aniversario de la Revolución de Mayo.

A las 12.28, ante un anfiteatro lleno y con público alrededor y de pie en el nivel superior, dio comienzo el acto de la cantata. El rector Roberto Rovere manifestó su beneplácito pues esta ocasión fue propicia para que estudiantes de nivel primario y medio vinieran “a conocer la Universidad”. En su alocución expresó agradecimiento por la participación y felicitó a todos “por el esfuerzo y el trabajo conjunto” para darles alas a las notas musicales en vuelo patrio.

A continuación, se hizo entrega de obsequios a las escuelas que llegaron al campus cuando aún la temperatura no era de 10 grados y la sensación términa era de 6,5. Fue el preludio de la música por los derechos de los niños, por la libertad, por mantener vivo el espíritu de la Revolución de Mayo.

El anticipo del baile a cargo de estudiantes de los talleres de Folklore e Identidad del Programa Educativo de Adultos Mayores. De las palmas y el acompañamiento danzante de quienes espontáneamente se congregaron. La previa de las últimas recomendaciones de maestras a sus alumnos. El momento previo a la emoción de familiares de niños que vinieron a verlos y a transitar una vez más la universidad, en el caso de nodocentes jubilados que se sumaron a la festividad, y a presentir lo que será el regreso de esos retoños cuando elijan su carrera al final de su educación secundaria.

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