La lesión de Sergio Romero encendió las alarmas y complicó el escenario en el universo de la selección. Chiquito era el arquero que Jorge Sampaoli tenía anotado en su libreta para atajar en el primer partido ante Islandia, el 16 de junio próximo, pero se volaron todos los papeles el martes por la mañana. Se trató de buscar una solución para evitar desafectar al arquero, sin embargo había que correr riesgos y el cuerpo técnico quería evitarlos. Y desde allí comenzó un nuevo interrogante ¿quién se quedará con el arco en Rusia 2018? Si bien el ruido por Franco Armani es tan potente que por momentos aturde, dentro de la lógica del entrenador, el guardavalla para la Copa del Mundo será quien iba a ser el suplente de Romero: Wilfredo Caballero.
En los últimos días, se había instalado la duda respecto de quién iba a ser el titular entre el histórico y el recién llegado, a partir de la valoración que el entrenador hizo de Caballero desde que lo citó para la última gira. Pero no resultaría sencillo el cambio de manos: a Romero lo avalaban los 9 años como titular indiscutido en un arco gigante. Igual, casi no hubo tiempo para verlos trabajar y tomar una decisión: Romero se lesionó y quedó al margen.
El arco se convirtió en un dolor de cabeza para el cuerpo técnico. Se vivió un momento poco agradable por la lesión de Romero, pero en la cabeza de Sampaoli no existen dudas de quién debe ser la primera alternativa para reemplazarlo.
Se especuló acerca de por qué no se lo esperó a Romero, ya que algunos -su esposa, por ejemplo, que ventiló su enojo en las redes sociales- aseguraban que podía estar en condiciones en tres semanas. Sin embargo, desde el cuerpo médico no podían garantizar que ese pronóstico se cumpliese. Lo real es que le podían practicar una intervención para limpiar la zona pero no para resolver la lesión (el desprendimiento de un hueso de la rodilla derecha) y esa cuestión es lo que generaba incertidumbre. Incluso, ahora que se confirmó que fue desafectado, evalúan hacerle a Romero una operación más importante, que le demandaría un mes de recuperación.
Fuente: La Nación