En el libro, titulado «3.096 días», en alusión a su tiempo en cautividad, se relata su esfuerzo por sobrevivir a las humillaciones y los maltratos continuos a los que la sometió su secuestrador, Wolfgang Priklopil, que se suicidó poco después de que la joven lograse liberarse en agosto de 2006.
A la lectura acudieron varios centenares de personas y se desarrolló entre enormes medidas de seguridad, entre las que se contaban una treintena de guardaespaldas privados, además de agentes de policía y 60 empleados de la librería que velaban por la seguridad de la joven.
Kampusch no respondió ninguna pregunta del público ni firmó autógrafos, tampoco se permitió la presencia de cámaras de vídeo ni de fotógrafos.
«Es una sensación muy extraña que el mundo funcione sin ti y que nadie aparezca para rescatarte. Reafirmaba lo que me decía (el secuestrador) de que no le importaba a nadie y que ya estaba muerta», aseguró al público presente antes de leer cinco extractos del libro que narraban diferentes etapas de su cautiverio.
Kampusch, que ahora tiene 22 años y pasó de los diez a los 18 en un sótano, relata cómo su raptor, un admirador de Adolf Hitler que se creía un ser superior y fantaseaba con que era un rey o un dios egipcio, la obligaba a ir medio desnuda para humillarla y le racionaba la comida hasta el extremo de que con 16 año pesaba 38 kilos.
Además, le administraba la electricidad que podía usar y había instalado todo un entramado técnico para controlar cada uno de sus pasos en el zulo, robándole cualquier tipo de privacidad.
En su afán por controlarla, trató de aniquilar su personalidad y la rebautizó como «Bibiana», obligándola a teñirse el pelo de rubio platino para acercarse a su imagen ideal de una mujer, obediente y exclusivamente dedicada a servirle.
La joven explicó al público que su secuestrador era un misógino paranoide y que su actitud hacia ella se hizo cada vez más dura desde que empezó la pubertad.
«Su odio hacia las mujeres siempre estaba presente», aseguró.
Sin embargo, Kampusch hace en el libro un esfuerzo por presentar a un secuestrador como a un ser humano, capaz también de momentos de humanidad con su víctima, algo que escapa a la habitual presentación de Priklopil como un representante del mal sin matices.
«Esta sociedad necesita a criminales como Priklopil para darle una cara al mal que hay en ella. Necesita la imagen de un sótano para olvidar la violencia que existe en muchas casas con una inmaculada fachada burguesa», aseguró.
También explicó que trató de contener su odio hacia su secuestrador, porque de lo contrario, su ira la habría matado.
Kampusch, que reconoció que aún le cuesta acostumbrarse a vivir en libertad, explicó que había decidido contar su secuestro una vez pasado cierto tiempo de los hechos y tras asumir lo ocurrido.
«Quería deshacerme de la carga de lo sucedido. Trabajarlo interiormente. Y darle a la gente la posibilidad de leer lo sucedido de primera mano», explicó la joven.
Sobre la base del libro, Kampusch explicó que se rodará una película, algo que le hace especial ilusión porque cuando era niña quería ser actriz, y además, ha negociado tener voz en el rodaje del filme.
«La oferta de hacer una película se produjo ya al principio, en 2006. Entonces tuve miedo de que se convirtiera en una historia «kitsch» y la rechacé», agregó.
«Creo que es interesante explicar ahora como una persona encerrada durante ocho años puede permanecer entera sin volverse loca. Y explicar lo increíble que resulta que (el secuestrador) invite a su madre cada fin de semana sin que ella note nada», indicó.
«Lo cierto es que en realidad es un material para Hollywood. Pero no va a ser una película de Hollywood, sino una producción alemana», que se empezará a rodar próximamente, aunque no concretó ninguna fecha.
La primera edición de su autobiografía tiene 50.000 ejemplares, ha sido escrita por la joven junto con dos periodistas, y se especula que por ella pueda haber cobrado 1,2 millones de euros.
Fuente: EFE