Son aumentos de temperatura del cuerpo causadas por las altas temperaturas y por la exposición al sol.
El cuerpo pierde agua, y puede provocarnos fiebre, mareos, sudores, sequedad o sed, entre otros síntomas.
Hay que tener extrema precaución con los bebés y los ancianos, ya que son más vulnerables, y habría que acudir inmediatamente al médico en caso de golpe de calor.
El Ministerio de Salud aconseja tres maneras de no sufrirlo en estas épocas, y son evitando bebidas con cafeína o con demasiado azucar, bebidas muy frías o muy calientes, y comidas muy pesadas.
Además, también recomienda una serie de comportamientos con los más pequeños. Por ejemplo, hidratarles bien con agua o zumos naturales, vestirles con ropa de algodón y holgada, no excitarles en exceso, evitar la exposición prolongada al sol y protegerles con cremas solares.
Si sufrimos un golpe de calor, es importante bajar la temperatura del cuerpo con hielo o paños de agua fría, beber agua y situarse en un lugar ventilado y lejos de la exposición solar.
Fuente Organización Mundial de la Salud.