Una vez más un nuevo caso de abusos a menores involucra a un miembro de la Iglesia. Y esta vez el implicado es el sacerdote Carlos Eduardo José, del colegio San José Obrero, de la localidad bonaerense de Caseros, quien fue denunciado por dos ex alumnas, que aseguran haber sido abusadas cuando eran menores de edad.
La denuncia fue presentada el 6 de abril pasado en la UFI 14 de San Martín y fue caratulada de «abuso simple y gravemente ultrajante», según afirmó el fiscal Marcelo Lopargo quien agregó que este delito «tiene un mínimo de 8 años de prisión».
Antes, en 2009, la familia de una de las víctimas había realizado la denuncia en la Diócesis de San Martín, aunque allí intentaron ocultar la situación. Las chicas, cuando eran menores, iban al mismo colegio pero no se conocían.
«El primer abuso fue en la pileta de un campamento. Tenía 10 o 12 años. Me agarraba de abajo y me tocaba. Cuando me iba a confesar me hacía sentar en sus piernas y tocaba mis zonas», denunció Mailin Gobbo, hoy mayor de edad que asistió al colegio San Francisco Javier, de Caseros. «Los mayores recuerdos son de los 10 años. El cura vino a casa hasta que yo tenía 21 años, era amigo de la familia», agregó.
La declaración estuvo en sintonía con el testimonio de Jazmín, otra denunciante del sacerdote, la que sin conocer lo que le había sucedido a Mailín, denunció: «Me acuerdo que él me agarraba con el motivo de enseñarme a nadar y por debajo del agua me manoseaba».
Eduardo González, vicario de la Diócesis de San Martín, manifestó que «de estas denuncias nos enteramos hace dos meses» y confirmó que «Carlos José está con cautelar hace más de un año, tiene que vivir con un grupo de sacerdotes y tiene acciones muy limitadas».
González fue grabado por Mailin y Jasmín, hablando del tema aunque ahora dijo «no tengo el recuerdo sobre el caso». Cuando le preguntaron si la iglesia resguardaba a Carlos José, González respondió: «Nunca tuve un periodista que me viniera a preguntar. Usted tiene la primicia».
Lopargo anunció que, a pesar de lo atemporal de las denuncias, varios de los casos que se imputan al cura todavía no han prescripto. «Hay varios testimonios muy sólidos y muy coherentes», dejó saber, antes de precisar que el religioso enfrentaría una pena de al menos 8 años de prisión.