La Universidad recordó a las víctimas de la explosión de la planta piloto

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PRENSA UNRC – La Universidad Nacional de Río Cuarto conmemoró este lunes un nuevo aniversario de la explosión de la planta piloto, a casi una década de aquel luctuoso episodio que se cobró la vida de cinco investigadores y un estudiante.

Fue una ceremonia sencilla, emotiva y sin la formalidad estricta de los protocolos, porque cada momento fue ofrecido al recogimiento y a la memoria de las víctimas.
El 5 de diciembre de 2007, a raíz de ensayos que se realizaban con hexano, un hidrocarburo altamente inflamable, se generó en la planta piloto de la Facultad de Ingeniería un incendio de proporciones y una sucesión de explosiones que produjeron la muerte de cinco investigadores y un alumno: Miguel Mattea, Gladys Baralla, Carlos Ravera, Damián Cardarelli, Liliana Giacomelli y Juan Politano.
Para esta fecha, la UNRC conmemora el Día de la Memoria, la Reflexión y la Vida, que fue instituido por el Consejo Superior a través de una resolución que, a la vez, establece un asueto parcial, de 10 a 13, para que los miembros de la comunidad universitaria puedan asistir al acto de homenaje a las víctimas de la tragedia.
Con puntualidad, escasos minutos después de las 10 frente al ala Este del viejo edificio de la planta piloto de la Facultad de Ingeniería, numerosos integrantes de la comunidad universitaria se dieron cita para acompañar en el acto a los familiares de quienes dejaron sus vidas en ese preciso lugar hace ya nueve años, y para participar luego de la misa que ofició el padre Carlos Juncos en el anfiteatro 1 del pabellón 2 del campus.
Allí estuvieron el vicerrector Jorge González, el secretario general, Enrique Bérgamo; el secretario de Ciencia y Técnica, Juan Marioli; el secretario económico, José Tobares; los decanos de las distintas facultades, ex autoridades universitarias y representantes de las distintas representaciones gremiales de esta casa de estudios, entre otros.

Nunca más

Claudio Ceballos, esposo de la investigadora fallecida en la tragedia Liliana Giacomelli, tomó la palabra en el acto de homenaje a las víctimas para pedir que “nunca más” vuelva a suceder un hecho como este.
“Necesitamos bregar para que esto no ocurra nunca más”, dijo Ceballos, quien ofreció espontáneamente su palabra durante el acto. Conmovido, pidió también en la oportunidad una “bendición grande” para todos.
Luego de las palabras de Ceballos, la profesora Elena Berrutti habló en representación del gremio de docentes universitarios. Aquel 5 de diciembre, “arrimábamos los hombros sin hablar, no podíamos. Oscilábamos entre las ganas de salir corriendo a casa y la inmovilidad de deambular por la Universidad sin destino. Nuestros seis se aferraban a la vida, pero los daños fueron letales”, recordó la docente.
Expresó que ese día la Universidad “fue fuego, humo, ruido, no entender qué pasaba, confusión, pérdida, miedo”.
Berrutti aseveró: “No nos olvidamos, porque olvidarnos sería no haber aprendido nada de nada. Nada de nuestros seis, nada de la vida, nada de la muerte”.
Luego, la docente reclamó: “No más compañeros muertos mientras trabajan o estudian. Cada uno de nosotros sabrá lo que aprendió cada 5 de diciembre”.
Tras las palabras de Ceballos y Berrutti, las autoridades universitarias y los decanos de las distintas facultades dejaron sus ofrendas florales de claveles blancos en el portón de ingreso a la planta piloto, luego de lo cual también lo hicieron los familiares de los fallecidos, amigos y allegados. Seguidamente, un minuto de silencio marcó el final del emotivo homenaje.

Deuda y dolor

El vicerrector Jorge González admitió, una vez concluido el acto, que vivía este momento con “mucho dolor” y manifestó su deseo de que “esto no vuelva a suceder”.
Agregó el vicerrector: “Esperamos que alguna vez se aclare totalmente cómo ha sido este hecho. Creemos que todavía esta es una deuda de la justicia, porque todavía no ha podido descubrir quiénes han sido los verdaderos culpables”.
Por su parte, Héctor Politano, padre de Juan, dijo que se sentía “acompañado” y que se sentía “bien de venir a la Universidad”.
También, en el mismo sentido de lo que expresaron otros integrantes de la comunidad universitaria, Politano dijo que había que “seguir luchando para que otra tragedia como esta no vuelva a ocurrir” y manifestó que, en este sentido, “algunas cosas están cambiando para bien”. No obstante, lamentó que ahora “haya menos presupuesto” para las universidades.
Politano destacó además la numerosa participación de la comunidad universitaria al acto de este miércoles. “Esto es una señal de que nos estamos acompañando entre todos”, dijo.

Entender y perdonar

Osvaldo Simone, esposo de Gladys Baralla, en tanto, admitió que se sentía “conmovido” por el acompañamiento de todos los estamentos de la Universidad en este acto”.
Simone se excusó de hablar del accionar de la justicia en este hecho. Dijo: “Hay muchos tipos de justicia y aquella que es administrada por los hombres seguramente tiene sus costados débiles y sus equivocaciones, pero trato de no opinar de eso. Prefiero hablar de lo que somos capaces de entender, de perdonar. Así como muchas veces pedimos que perdonen nuestras equivocaciones, también estaría bueno poder perdonar a aquellos que tal vez se equivocaron”.

Construir memoria

También dio su parecer sobre esta fecha el presidente de la Federación Universitaria de Río Cuarto, Mariano Llobell, quien señaló que esta es una jornada de “mucho dolor”, pero sostuvo que la mejor manera de recordar a las víctimas es “hacer todo lo posible para que en la Universidad se pueda trabajar y estudiar seguros”.
Añadió seguidamente: “La mayoría de los estudiantes de grado de la actualidad no estábamos en la Universidad cuando ocurrió la explosión de la planta piloto, pero creo que es una responsabilidad de todos que se construya memoria para saber de dónde venimos”.

Las víctimas

La tragedia de la planta piloto del 5 de diciembre de 2007 se cobró la vida de los docentes investigadores Miguel Mattea, Gladys Baralla, Carlos Ravera, Damián Cardarelli y Liliana Giacomelli, y del alumno Juan Politano.
Miguel Mattea ingresó a la UNRC en 1975. Se recibió de ingeniero químico en 1980. Realizó su doctorado en Bahía Blanca y su post-doctorado en Minnesota, Estados Unidos. Regresó a la Universidad en 1987, para desarrollar actividades de docencia e investigación.
Gladys Baralla ingresó a la UNRC en 1973 para cursar la carrera de Ingeniería Química. Sus estudios de post-grado los realizó en la Maestría de Ciencias de la Ingeniería, Mención Ingeniería Química. Parte de sus trabajos experimentales de tesis los realizó en Suecia. Se desempeñó como docente e investigadora de la Universidad.
Carlos Ravera nació en Almafuerte el 16 de abril de 1943. Como ingeniero químico recibido de la Universidad Nacional del Litoral, ingresó a la UNRC en 1984, para desempeñarse como personal de apoyo a investigaciones formando parte del CONICET. Realizó su maestría en Química Industrial. Finalizó su tesis sin poder presentarla.
Damián Cardarelli nació en Río Cuarto el 28 de marzo de 1964. Ingresó a la UNRC en 1983, para cursar la carrera de Ingeniería Química. Se recibió en 1991. Sus estudios de doctorado los realizó en la Universidad Nacional del Sur, Bahía Blanca y su post-doctorado en la Technische Universitat Hamburg, Alemania. En 1996 regresó a la Universidad para trabajar como docente e investigador. En octubre del 2007 concursó su cargo de Asociado, resolución que no logró firmar.
Liliana Giacomelli nació en Río Cuarto el 21 de junio de 1966. Ingresó a la UNRC en 1983, para cursar las carreras de Profesorado en Física y Química y la Licenciatura en Química. Se recibió en 1990. Continuó su Doctorado en Ciencias Químicas y Post-Doctorado en España.
Juan Politano nació en Jovita el 5 de abril de 1985. Ingresó a la UNRC en el 2003, para cursar la carrera de Ingeniería Química. Fue un alumno destacado. Ingresó como becario al GIDPO (Grupo de Investigación y Desarrollo de Productos Oleaginosos).

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