Es uno de los principales estabilizadores de la rodilla. Su función es la de mantener la articulación en su lugar, evitando un desplazamiento hacia adelante.
La ruptura de este ligamento es una de las lesiones más frecuente y se produce en pacientes jóvenes. El 75% de las lesiones ligamentarias son deportivas. Se da por una rotación inadecuada de la rodilla.
Hay distintos factores que pueden influir como por ejemplo el estado de la cancha o el calzado que utiliza. También, el tamaño corporal o cuando no hay una buena elongación. La composición genética tiene mucho que ver.
Si uno sufre este tipo de lesión, lo primero que hay que hacer es evitar apoyar el peso del cuerpo y aplicar hielo sobre la zona para desinflamar. Inmediatamente el paciente tiene que acudir a un centro médico para que un profesional determine la gravedad de la lesión.
Fuente Escuela de Kinesiología, Universidad Nacional de Córdoba.