TELAM – Alrededor de medio millón de refugiados y migrantes menores de edad, desesperados por llegar a una Europa cerrada, «se han arriesgado a ser explotados por traficantes de personas», en tanto que la crisis inmigratoria «se convierte en un gran negocio para los contrabandistas», reveló este viernes Unicef.
La información se basa en las cifras publicadas esta semana por Eurostat -la oficina de estadísticas de la Unión Europea (UE)- que revelan que, desde enero de 2015 a la fecha, se hicieron «más de 580.000 pedidos de asilo en Europa por parte de niños».
También se tomaron datos de un reciente informe de Europol e Interpol que sugiere que más del 90% de los traslados hechos por inmigrantes y refugiados que ingresan a la UE «son facilitados por contrabandistas que trabajan para redes criminales» y se estima que «al menos medio millón de niños han utilizado a estos contrabandistas en algún punto de sus trayectos».
Los niños que viajan sin acompañantes «suman casi 100.000 de ese total y están particularmente expuestos a utilizar los servicios de contrabandistas», indicó Unicef en un informe.
El tráfico y la trata de personas es un lucrativo negocio que mueve entre 5.000 y 6.000 millones de dólares anuales y, como el número de personas que realizan estos viajes decayó, Europol dijo que los criminales «triplicaron sus tarifas, hasta 3.000 euros por una sola etapa de su viaje».
Muchos de estos niños terminan debiendo dinero a sus traficantes, y liquidar sus deudas aumenta el riesgo de «explotación por contrabando», denunció Unicef, que recopiló testimonios de mucho chicos solos que llegaron a Francia y a Italia y que contaron que fueron «forzados a intercambiar servicios sexuales y cometer delitos».
«Cerrar las fronteras oficiales es como bloquear las puertas, pero dejar las ventanas abiertas empuja a los niños, especialmente los que están solos, a correr mayores riesgos», dijo Marie-Pierre Poirier, coordinadora Especial del Unicef para los refugiados y la crisis de Migrantes en Europa.
«Los estados deberían construir sistemas de protección más fuertes para los niños y no levantar muros más altos», remarcó.
«Si hubiera opciones legales y seguras -agregó Poirie- los chicos y sus familias no estarían forzados a caer en las manos de traficantes y contrabandistas que llevan a muchos de ellos hacia el peligro de peligrosas rutas».
Para Unicef, aunque la ola de refugiados bajó por el cierre de fronteras, políticas migratorias más estrictas y el pacto entre la UE y Turquía de devolución de indocumentados, los grupos criminales lograron adaptar «las ya muy establecidas rutas ilegales de armas y medicamentos para conducir a los refugiados».
Tras esta revelación, Unicef instó a redoblar los esfuerzos para registrar de forma más estricta el tráfico y datos sobre el contexto de los menores refugiados, al tiempo que pidió que los países de tránsito -como Grecia e Italia- formen equipos de protección de menores para brindar apoyo con un enfoque particular en aquellos que llegan solo o separados.
Para el organismo de la ONU, cuando la calidad de las respuesta mejore, haya tutores o referentes, se actualicen los datos de los menores y mejore el acceso a la ayuda legal, el riesgo «que los chicos se vayan de forma inadvertida para continuar sus viajes con traficantes descenderá significativamente».
En junio pasado, Unicef reveló en un informe que nueve de cada 10 menores de edad refugiados que llegaron en lo que va del año a Italia cruzando el mar Mediterráneo están solos, una cifra que se duplicó con respecto a 2015 y que apareja situaciones de abusos, esclavitud y explotación para esta vulnerable población mundial.
En el informe «Peligro en cada paso del camino», afirmó que esta situación de desamparo «aumenta el riesgo de que sean víctimas de abusos, explotación y asesinato».
En los primeros cinco meses de 2016, un total de 7.009 pequeños refugiados y migrantes cruzaron solos desde algún punto en el norte de África hasta Italia, a través del Mediterráneo central.
Trabajadores sociales italianos denunciaron que tanto niños como niñas «son sexualmente abusados y forzados a prostituirse en Libia y que muchas chicas llegan embarazadas a Italia producto de violaciones» mientras aguardaban a cruzar el Mediterráneo.
Unicef reveló que hubo un alto incremento de mujeres y niñas nigerianas que viajan a Italia por Libia y se estima que el 80% de ellas son víctimas del tráfico.
Algunos migrantes, particularmente de África subsahariana, son obligados a usar el sistema llamado «pay-as-you-go» (pagar mientras vas) que implica trabajar por días, semanas o meses hasta llegar a pagarles a los traficantes.
Estos, precisamente, son los migrantes más expuestos a los abusos. Así lo confirmó el relato del Aimano, de 16 años: «Si tratas de correr, ellos te disparan a muerte. Si paras de trabajar, te pegan. Es un trato esclavista», recuerda sobre su paso en una granja libia, donde junto a su gemelo tuvieron que trabajar para pagarle a un traficante».
Las cifras reveladas por Unicef sobre el mundo subterráneo y oscuro del tráfico de personas en Europa contó con información de Europol, Interpol, testimonios de los niños, publicaciones de las agencias de la ONU, ONGs y artículos chequeados de los medios.