Fueron las expresiones del Papa Francisco para animar a los jóvenes antes de partir de Polonia. Dos millones de jóvenes participaron de la misa de cierre de la Jornada Mundial de la Juventud. «No se dejen anestesiar el alma, sino aspiren a la meta del amor hermoso», dijo Francisco.
Frente a dos millones de jóvenes de todo el mundo que participaron de la misa de cierre de la XXXI Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), el papa Francisco los animó a crear «una nueva humanidad» y criticó hoy en el último día de su visita a Polonia el «doping del éxito a cualquier precio».
Eran las 5.09 de la mañana de este domingo cuando el sol se asomó y comenzó a iluminar las carpas de los centenares de miles de jóvenes que durmieron en el inmenso «Campo de la Misericordia» ubicado a 12 kilómetros de Cracovia, donde ayer se habían congregado más de 1.600.000 de participantes de la JMJ.
A medida que el reloj corría, los representantes de los 187 países presentes en el encuentro que había iniciado el martes se preparaban para su último contacto con Francisco, levantando las banderas de los cinco continentes que materializaron toda la semana la «cultura del encuentro» de la que el propio Papa reconoció en su discurso de anoche que los jóvenes deben enseñar a los adultos.
«Francisco, primero, te quiere el mundo entero», entonaban los hispanohablantes cuando el Papa comenzó su recorrida en Papamóvil casi cinco horas después, y los organizadores ya calculaban unas dos millones de personas para participar de la misa de cierre.
«No se dejen anestesiar el alma, sino aspiren a la meta del amor hermoso, que exige también renuncia, y un no fuerte al doping del éxito a cualquier precio y a la droga de pensar sólo en sí mismo y en la propia comodidad», les pidió, luego de que ayer convocara a no caer en la «sofá-comodidad» que adormece y quita la libertad.