El Papa Le pidió que «no se encierre en sí misma y se aleje del poder».
Lo hizo en una misa que celebró en el Santuario de San Juan Pablo II -recientemente construido sobre los terrenos de la fábrica Solvay, donde el joven Karol Wojtyla trabajó-, ante 2000 obispos, sacerdotes, religiosos, monjas y seminaristas polacos.
«Jesús envía. Él desea desde el principio que la Iglesia esté en salida, que vaya al mundo. Y quiere que lo haga tal como él mismo lo ha hecho, como él ha sido mandado al mundo por el Padre: no como un poderoso, sino en forma de siervo, no «a ser servido, sino a servir» y llevar la Buena Nueva», dijo el Papa, en una homilía con la que quiso sacudir a un episcopado conservador, en parte cercano al poder, que en su mayoría apoya el partido nacionalista de derecha Derecho y Justicia, y distante del pueblo.