Temer: de aliado del Gobierno a «jefe de la conspiración» en Brasil

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Telam – El hombre que asume interinamente la presidencia de Brasil, asombró a su país con una sucesión de rápidos y ambiciosos movimientos que contrastaron con el bajo perfil que lo caracterizó durante la mayor parte de su carrera política.

Con fama de conciliador en la línea de decisiones del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), Temer, de 75 años, pasó de ser uno de los grandes aliados de Dilma Rousseff a ser tildado en público por la propia mandataria como el «jefe de la conspiración» que pretende destituirla.

La ruptura de la alianza y el alejamiento de Temer de Dilma llegaron apenas la Cámara de Diputados dio luz verde al juicio político que impulsó la oposición para acabar con el gobierno del Partido de los Trabajadores (PT).

En ese punto de la convulsión, Temer no dudó en confesar su inocultable ambición de suceder a la presidenta, aún salpicado por el escándalo del Petrolao que afecta a media clase política de Brasil.

Michel Miguel Elias Temer Lulia, de ascendencia libanesa, fue durante años el encargado de tejer y destejer las alianzas dentro del PMDB, una formación ambigua acusada por sus detractores de anteponer los intereses partidarios por sobre los de la sociedad.

La primera pista sobre las tensiones entre el PMBD y el PT surgieron cuando Temer le envió a Dilma una nota en la que planteó su disconformidad con distintas acciones del gobierno y la acusó de haberle infligido un trato de «vice decorativo» o «accesorio» al que se acudía únicamente en tiempos de crisis.

«Siempre tuve conciencia absoluta de la desconfianza de la señora en relación a mí y al PMDB», sostuvo el político descendiente de libaneses y el menor de una familia de ocho hermanos.

La carta sacudió los cimientos de la alianza entre el PMDB y Rousseff, y desde entonces el político se mantuvo en un segundo plano, moviendo los hilos del poder entre bastidores mientras la presidenta enfrentaba un duro trance político y económico que socavaba al país.

La ambición de Temer se hizo evidente cuando el trámite de juicio político ya estaba en marcha y, por un supuesto error, se difundió un audio en el que se escucha al vicepresidente dando por terminado al gobierno de Rousseff y explicando tópicos del plan que se propone poner en marcha una vez asumida la Presidencia.

Pero el camino no es sencillo para ningún político en esta hora institucional de Brasil, en la que dirigentes de varias fuerzas políticas están salpicados por denuncias de corrupción.

El magistrado Marco Aurelio Mello, del Supremo Tribunal Federal (corte suprema), ordenó recientemente que la Cámara de Diputados abra el trámite para un juicio político a Temer, a quien pueden caberle cargos similares a los que afronta Rousseff.

El autor de la acción sostuvo en su denuncia que el vicepresidente habría incurrido en el mismo «delito de responsabilidad» que Rousseff al firmar algunos de los decretos que facilitaron unas maniobras contables para maquillar los resultados del gobierno en los últimos dos años.

Temer es padre de cinco hijos y está casado con Marcela Temer, una bella mujer 43 años más joven que él.

La figura de Temer, asociada a un gobierno con declaradas intenciones de solucionar los graves problemas sociales de Brasil y de asistir a los sectores hundidos en la pobreza, aparece ahora ligada a un intento por desviar al país hacia la aplicación de políticas de centroderecha y con una agenda internacional alineada con la de Europa y Estados Unidos.

Uno de sus portavoces anticipó a Télam que Temer ya tenía confirmado como «superministro» a Henrique Meirelles, presidente del Banco Central en la era Lula y ex presidente mundial del BankBoston, quien apunta a una reducción del gasto público.

«El otro enfoque diferente al actual -dijo la fuente- será la política exterior, en la que habrá una búsqueda de retorno a los mercados tradicionales como Estados Unidos y Unión Europea, menos América latina y África y emergentes y sí acuerdos para recuperar la confianza de los mercados», sostuvo el informante.

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