Crimen de Nora – «Me parece que Marcelo no da el perfil de testaferro»

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En el marco de la investigación por el crimen de Nora Dalmasso, el fiscal Daniel Miralles recibió el testimonio de Margarita Dalmasso, prima política de la víctima. La citación fue propuesta por la defensa de Macarrón, imputado de homicidio calificado agravado por el vínculo, y se presume que los abogados Marcelo Brito y Gustavo Libeau intentarán profundizar sobre la presunta vinculación del empresario Miguel Rohrer en el crimen. También solicitarían que el fiscal le realice una extracción de ADN al «francés» pese a que no está imputado en el caso.
Antes de ingresar al despacho del fiscal, Margarita Dalmasso señaló sobre la relación entre Nora y Macarrón que «todos pensábamos que era buena»
«Sabíamos de su relación con Rohrer, que era de gran amistad. Lo dije antes. Ese señor que está detenido por narcotráfico (por el comisario Rafael Sosa) vino a mi casa varias veces y no está en el expediente. En la segunda oportunidad que hablé con (el fiscal Javier) Di Santo me preguntaron mucho de Rohrer. Él -empresario- estaba siempre en la casa, yo creo que hasta tenía llave», aseguró ante los medios.
Luego, agregó: «En las fiestas bailaban estaban juntos. En las dos oportunidades que yo le pregunté sobre esa relación, ella me lo negó. Le pedí que se cuidara»
«(Ante el fiscal Miralles) me preguntaron sobre unos mensajes de textos que recibió Nora, pero no les puedo decir nada más», afirmó.
Al ser consultadas sobre el presunto vínculo económico entre Macarrón y Rorher, expresó: «En ese tiempo era algo totalmente normal que hubiera un pool de siembra, no era algo oculto. Me parece que Marcelo no da el perfil de testaferro»

«El perejil»

Además, fue convocado «el perefjil» Gastón Zárate tras manifestar en declaraciones periodísticas que habría escuchado una presunta discusión entre Marcelo Macarrón y Nora, antes del viaje del viudo a Punta del Este. El viudo le habría expresado a su esposa que «esto se va a terminar» tras una acalorada pelea verbal, donde ella le había señalado: «me tenés harta».
Las manifestaciones fueron desestimadas hasta por Juan Dalmasso, hermano de la mujer asesinada, aunque el fiscal optó por citarlo a declarar para que ratifique sus dichos.

Gastón Zárate, imputado en 2007 y sobreseido en 2011

Columna Pablo Callejón

Entrevista a Guillermo Mazzuchelli, forense

Brito, va por Rohrer

Tras la imputación al viudo Marcelo Macarrón por el crimen de Nora Dalmasso, ocurrido el 25 de noviembre de 2006 en el chalé de la calle 5 de la Villa Golf, el doctor Marcelo Brito cuestionó la decisión del fiscal Daniel Miralles.
El abogado defensor dijo en diálogo con los medios que «nunca se investigó a – Michel – Rorher, ni se le preguntó donde estaba ó se lo cotejo con las pruebas»

Entrevista al fiscal Daniel Miralles

El informe forense y el ADN, las clave

Crimen de Nora, acusan al viudo – Cronología de una imputación

Brito: «Hablé con Marcelo y me preguntaba si era verdad»

«Juan -Dalmasso – quiere que se investiguen todas las hipótesis»

Tras la imputación a Marcelo Macarrón por el homicidio de su esposa Nora Dalmasso, el abogado querellante en representación del hermano y la madre de la víctima afirmó que «Juan -Dalmasso – quiere que se investiguen todas las hipótesis».
El doctor Diego Estévez manifestó en diálogo con Telediario que «en la causa está acreditado que el doctor Macarrón no estuvo en Río Cuarto cuando ocurrió el homicidio de Nora y por eso llama poderosamente la atención que la acusación sea como autor material del homicidio, una persona no puede estar en dos lugares al mismo tiempo»
«Vamos a estar expetantes para saber cuáles son los fundamentos de la acusación. La familia de Nora sostiene que tienen que ser investigadas todas las hipótesis», enfatizó.


Cortinas de humo
– Columna de opinión publicada el 7 de marzo de 2016

«A Nora la mató el olvido y el silencioso homicidio de la impunidad. Murió en manos de su asesino y otras tantas veces, en la recurrente mortandad de la justicia. La mató el morbo y los prejuicios cargados de fatalidad. Falleció tan sola, volvió a morir en la masividad obscena y cayó rendida sobre la muerte dormida. La mataron hace 9 años, casi 10. Murió en los que callaron, en el juicio moralista, en la criminal soledad. Nora es la muerte vencida, el homicida sin rostro, la voluntad del azar. Es la muerte sin velo, su ADN y el peor final…»

El fiscal Daniel Miralles asumió una lastimosa herencia judicial próxima a cumplir una década de impunidad. Las hipótesis fallidas y los imputados sobreseidos acumulan sus contradicciones en dos mil de fojas bajo el frío rótulo del «Caso Dalmasso». El crimen de Nora se revitaliza por espasmos mediáticos ó en la antojadiza selección del calendario sobre «sus fechas clave» de recordatorio. Nada más. El fiscal Javier Di Santo encajonó la causa al no poder cerrar sus sospechas sobre Marcelo Macarrón y entender «agotadas» las otras instancias de investigación. Las acusaciones del Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad solo le sirvieron como argumento para huir del caso que signó para siempre su currículum como funcionario judicial.
Horas después de jurar como fiscal de Cuarta Nominación, Miralles confió a Telediario que le solicitó al fiscal General Alejandro Moyano la composición de un equipo especial para reactivar la causa. Es dificíl determinar el alcance que tendrá esa comisión y su real efectividad.
La causa y «sus daños colaterales» ya se devoraron la intervención fallida de 5 fiscales. Di Santo vio interrumpido su sueño de ascenso a juez de Cámara a pesar de ocupar el primer lugar en la lista y en los pasillos tribunalicios vinculan el cepo oficial a su participación como investigador del crimen de Nora. En el segundo escalón de la nómina aparece Fernando Moine, quien formó parte de aquel fallido poder tripartito al que se incorporó el fiscal cordobés Marcelo Hidalgo. Tampoco Moine fue ascendido.
Los tres fiscales compartieron la secuencia final de la búsqueda de un presunto amante homicida, donde desfilaron como testigos decenas de «cuasi sospechosos» y fueron la antesala de uno de los mayores papelones judiciales: la detención del «perejil» Gastón Zárate tras el apriete policial a un joven con discapacidad intelectual.
El fiscal Walter Guzmán, a cargo de la causa por «aprietes», minimizó los cargos y la instrucción se desvaneció en el olvido. Igual suerte sufrió la investigación por la entrega de dádivas del entorno del viudo Marcelo Macarrón a los investigadores cordobeses que pasaban sus noches en un exclusivo hotel de la ciudad.
La única condena que dejó el crimen de Nora Dalmasso fue al periodista Hernán Vaca Narvaja, responsable de la revista El Sur, tras una demanda de la familia Macarrón por sentirse «agraviada en su intimidad». La Justicia inoperante en la búsqueda de homicidas, se revelaba furiosamente efectiva en la preservación del status social y el cerrojo periodístico. Curiosamente, el entorno de la víctima prefirió en el último tiempo apelar a los medios porteños para descargar su reclamo ante la falta de avances en la causa, a pesar de las cadenas nacionales con especulaciones berretas y «revelaciones íntimas» que los mismos espacios comunicacionales desarrollaron sin tapujos.
Las escuchas que el fiscal Federal Enrique Senestrari aportó a la fiscalía para su análisis y que apuntan a un empresario millonario que ya había sido investigado por Di Santo, emergen como un aporte novedoso aunque de ningún modo concluyente. Sin datos objetivos que avalen las especulaciones de los investigadores que aparecen en las filtraciones telefónicas, la hipótesis podría recaer en otro episodio fallido de la instrucción.
Tampoco surge como una revelación prometedora el anticipo que realizó el doctor Daniel Estévez a Telediario. El asesor legal de Juan y Nené Dalmasso siempre creyó en la hipótesis de un psicópata sexual. Según su propia reconstrucción de los hechos, el homicida habría aprovechado la soledad de Nora en su chalé de la calle 5 en la Villa Golf y en la noche lluviosa del viernes 25 de noviembre habría ingresado por la ventana «semi abierta» del sector donde realizaban reformas edilicias para sorprenderla al salir del baño. Una vez en el interior de la casa, habría trasladado a la víctima hasta la habitación de su hija y tras intentar someterla sexualmente, la habría ahorcado con el cinto de la bata. La presunción ya había sido rechazada por los forenses riocuartenses que intervinieron en las pericias, quienes negaron que existan indicios sobre una muerte producto de un intento de violación. A diferencia de las manifestaciones anteriores, esta vez el abogado querellante asegura tener a un sospechoso y le pidió al fiscal Miralles que lo investigue. La veracidad de sus especulaciones aún no tiene ningún respaldo objetivo y los dichos que se reproducen en nuevas cadenas mediáticas carecen de fundamento judicial.
Las contradicciones en el intento por reactivar la causa emergen en la propia querella. Mientras Juan Dalmasso especula con un móvil económico del crimen y espera que se profundice el análisis de las escuchas, su abogado ve como «muy improbable» esa línea de investigación y ratifica sus sospechas sobre un presunto psicópata sexual.
Con la presión histórica que se desprende de un caso emblemático, el temor a la prescripción en solo dos años y la pesada carga por convertirse en el fiscal de un homicidio que cumplirá una década de impunidad, Miralles intentará desempolvar el voluminoso expediente. La causa ya dejó demasiadas lecciones de perejiles y cortinas de humo.


A la deriva

El 1 de octubre del 2012, el fiscal Javier Di Santo recibió la interpretación que realizó el CEPROCOR del informe del FBI, elaborado sobre las muestras recogidas en el cuerpo de Nora Dalmasso y la escena del crimen, y el resultado permitió confirmar el origen de un “Haplotipo Y” -linaje masculino- y un ADN de mujer, hallados en la habitación del primer piso en la vivienda de la Villa Golf.
El Haplotipo Y fue advertido sobre el cinto de la bata y no corresponde a ninguno de los 29 hombres sometidos a una extracción de ADN. Entre ellos se encontraban Facundo, Marcelo y Félix Macarrón, vecinos de la víctima y otras personas que ingresaron a la habitación donde se encontraba el cuerpo de Nora.
Por su parte, el patrón genético femenino fue encontrado en el recorte de la sábana de abajo y genera menor expectativa entre los investigadores porque podría tratarse del ADN de algunas de las empleadas domésticas.

Desvaríos

La pericia genética realizada en los Estados Unidos había sido contundente: se halló ADN de Marcelo Macarrón en la zona genital y el cinto de la bata con el que ahorcaron a la víctima. Di Santo intentó profundizar la pista sobre un eventual arribo del viudo desde Punta del Este la noche del crimen, pero casi 4 años después no había registros comprobables.
Macarrón había reconocido que mantuvo relaciones sexuales con Nora 4 días antes del homicidio y los expertos genéticos afirman que las huellas genéticas pueden permanecer varios días en el cuerpo de la mujer. Sin otro elemento que pueda cercar al viudo, Di Santo desestimó la sospecha.
La prueba también favoreció a Facundo, quien estaba imputado por una extraña interpretación del fiscal. Una supuesta ventana temporal y el hallazgo de haplotipo Y condicionaban al hijo de Nora.
Como ocurrió con Gastón Zárate, la imputación de Facundo estuvo formalizada por pruebas endebles y desvaríos argumentales. Para detener al perejil se utilizó el confuso argumento de un joven con retraso mental y para acusar al hijo de Nora se describió una supuesta relación sexual que el fiscal jamás pudo probar mínimamente.
Lo curioso es que la autopsia forense señaló que Nora murió antes, durante ó después de una relación sexual brusca y en la zona genital solo se halló ADN de su marido.

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