El Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Quilmes condenó a los hermanos Leandro y Augusto Gracetti y a un amigo de ellos, Gianfranco Velázquez, todos de 21 años, por «abuso sexual con acceso carnal agravado por la participación de dos o más personas en concurso real con homicidio criminis causa», es decir, que la asesinaron para ocultar la violación y lograr la impunidad.
De esta manera, el tribunal coincidió con el pedido efectuado la semana pasada en su alegato por la fiscal de juicio María de los Ángeles Attarián Mena, quien había reclamado para los tres acusados la pena máxima prevista en el Código Penal.
Tras la lectura del fallo, a la que los ahora condenados no asistieron, el TOC, integrado por las juezas Marcela Etchemendi, Silvia Vissio y Florencia Butiérrez, dará a conocer los fundamentos de su sentencia el 28 de marzo próximo.
«Estamos muy satisfecho con el fallo sobre todo porque fue unánime», dijo esta tarde a Télam Alberto Linares, coordinador de Unidad de Intervención en Victimología del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, quien acompañó a los familiares de Yanela durante todo el proceso.
Linares estuvo presente en la sala de audiencias situada en avenida Hipólito Yrigoyen 475, del centro de Quilmes, junto a Daniel y Karina, los padres de la niña asesinada, y los cuatro hermanos mayores de ésta, además de otros parientes y vecinos del barrio.
Según Linares, la lectura del fallo se desarrolló en perfecto orden y silencio y recién al retirarse del tribunal los familiares de Yanela lloraron de emoción, en tanto que unos pocos allegados a los condenados provocaron algunos incidentes menores (con gritos, insultos y empujones) ante las cámaras de televisión y los policías apostados en los tribunales.
Yanela (11) fue vista por última vez el 24 de febrero de 2013, cuando salió de su casa del barrio Santa María, de Berazategui, en el sur del conurbano, para llevarle a una vecina un pedido de cosméticos que le habían hecho a su mamá.
Como no regresaba, su madre salió a buscarla y cuando estableció que la niña nunca había llegado a la casa, realizó la denuncia policial, ya que según la familia la niña nunca estaba sola en la calle.
El 2 de marzo, el cadáver de Yanela fue encontrada en un arroyo de la zona, dentro de una bolsa, en avanzado estado de descomposición.
Durante los alegatos, la fiscal Attarián Mena destacó la «crueldad» con que actuaron los hermanos Gracetti y Velázquez, y remarcó lo «aberrante» del hecho del cual «fue víctima una criatura de once años con un método poco convencional como es el empalamiento, considerado una tortura».
«Después que la mataron, la ataron con alambre, la hicieron un bollito y la tiraron al río. Fue dantesco», describió la fiscal que basó su acusación en una serie de pruebas, entre ellas, el testimonio del joven Diego Maddalena (23), quien presenció el ataque a la niña pero declaró que no pudo defenderla porque estaba amenazado por los condenados.
Este testigo declaro que el día que Yanela desapareció lo invitaron a ir la ribera de Quilmes y que allí la niña «se quedó con Maxi, David y Leo», nombres con los que él conocía a los hermanos Gracetti y Velázquez.
«En un momento la patearon en la panza y en la cabeza, pedía ayuda, pero yo no pude hacer nada, yo estaba desesperado llorando porque me gritaban ‘dale cagón, sumate'», aseguró Maddalena, quien indicó que «los tres la violaron» y luego «Leo» le introdujo un palo por la vagina, «mientras los otros dos la tenían por los brazos y le tapaban la boca».
Los acusadores también ponderaron el testimonio de Ema Cuba (19), que refirió haber estado en la ribera ese día y vio a los jóvenes irse con Yanela.
Cuando les preguntó por ella, porque no había vuelto, Maxi la amenazó: «No digas nada porque te va a pasar lo mismo».
La adolescente aseguró también que el mismo día uno de los jóvenes «hizo como un rito y decía que era un sacrificio a San La Muerte».
También se valoró la declaración del médico forense Miguel Angel Miñones, quien dijo que en 26 años de profesión nunca había visto un caso de empalamiento como el que sufrió la víctima, el que consideró que fue «con mucha saña».
Según el médico, la víctima tenía el útero y la vejiga destrozados, y se pudo establecer que todas las heridas las sufrió en vida.
Por su parte, las defensoras oficiales Soledad López, por los hermanos Gracetti; y Gilda Mantas por Velázquez; habían pedido la absolución de los tres jóvenes por «falta de pruebas» y cuestionado los testimonios valorados por la fiscalía.