Gira por África- El papa Francisco pidió hoy a los gobiernos que pongan fin a la «atroz injusticia» que padecen los barrios pobres que existen en todo el mundo, donde carecen de servicios básicos como el agua corriente, y descartó el paternalismo o la erradicación como solución y propuso que trabajen por un modelo de ciudades integradoras.
El pontífice lanzó este mensaje en la pequeña parroquia del barrio marginal de Kangemi, uno de los más pobres de Nairobi, Kenia, donde fue recibido con muestras de afecto por miles de personas.
La marginación que sufren estos barrios son «heridas provocadas por minorías que concentran el poder y derrochan con egoísmo mientras crecientes mayorías deben refugiarse en periferias abandonadas, contaminadas y descartadas», denunció Francisco, citado por EFE.
La situación es aún más grave cuando existe una «injusta distribución del suelo», que en muchos casos obliga a pagar alquileres abusivos por viviendas en condiciones «nada adecuadas», agregó.
En Kenia, cerca del 60 por ciento de la población vive en estos distritos conocidos como «slums», y lo hace con menos de un dólar al día. El más grande de ellos es Kibera, ubicado en el centro de la capital keniana, que tiene una población de más de un millón de personas.
El papa consideró especialmente grave la falta de agua potable, «un derecho humano básico que determina la supervivencia de las personas».
«Negarle el agua a una familia, bajo cualquier pretexto burocrático, es una gran injusticia, sobre todo cuando se lucra con esta necesidad», criticó.
La indiferencia de las autoridades se agrava cuando la violencia se generaliza y las organizaciones criminales, «al servicio de intereses económicos o políticos, utilizan a niños y jóvenes como carne de cañón para sus negocios ensangrentados», describió.
Estas realidades, según el papa Francisco, «no son una combinación casual de problemas aislados», sino una consecuencia de «nuevas formas de colonialismo» que pretenden convertir a los países africanos en piezas de un mecanismo gigantesco».
Como solución a los de barrios marginales, el papa propuso desarrollar la idea de una «integración urbana respetuosa», descartando el paternalismo o la erradicación.
«Necesitamos ciudades integradas y para todos. Necesitamos superar la mera proclamación de derechos que en la práctica no se respetan, concretar acciones que mejoren el hábitat popular y planificar nuevas urbanizaciones de calidad para albergar a futuras generaciones. No es filantropía, es una obligación», concluyó.
(Agencia Telam)