Dolor en la UNRC por el fallecimiento del Doctor Honoris Causa Eduardo Pavlosky

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Falleció recientemente en Buenos Aires el psiquiatra, medico, actor y dramaturgo, Eduardo Pavlosky, quien el 4 de noviembre de 2010 recibió en el aula mayor el título de Doctor Honoris Causa de la UNRC en mérito a sus aportes a la cultura nacional y al debate de los grandes temas sociales como la violencia y la tortura institucionalizada. Al conocerse su deceso cuando transitaba los 81 años los diarios de Capital Federal lo calificaron como figura vital del teatro nacional. Fue reconocido en este sentido por su obras el “Señor Galíndez”, “Potestad”, “Paso de dos”, “Telaraña”, entre otros. También incursionó en la pantalla grandes en memorables largo metrajes como “El Exilio de Gardel”, “Los Chicos de la Guerra” y “Cuarteles de Invierno”. Sus reflexiones sobre y contra el autoritarismo le valieron el exilio en España en la década del setenta.
La crónica de su paso por la UNRC donde recibió el máximo título que otorga esta casa de altos estudios, destaca: Este hombre, ganador de premios como el Molière (Francia, 1989), Prensario (1994) y Argentores y ACE (1995), “En las Fuerzas Armadas la tortura era un instrumento de formación, entonces hay que revisar qué se enseña”. Conciente de la influencia de los entornos sociales en las acciones individuales, citó al libro “Los verdugos voluntarios de Hitler”, que consigna que “los tenientes no estaban obligados a matar judíos”. Si lo hacían era porque “la infiltración de la subjetividad estaba desde mucho antes, 1890, 1900, cuando “había 2 mil fascículos antisemitas” en Alemania y alrededores.
De allí a la complicidad civil, “que también hubo en Argentina”, apenas un paso. El que bien se ha estimado representa el personaje de Sara en El Sr. Galíndez. Sara les prepara la comida a los torturadores, cuya tarea conoce y cerca de la cual convive. Lo suyo no es preguntar, simplemente hacer lo que le toca.

Sobreviviente
Fruto del talento y la perseverancia, la capacidad narrativa y la creativa búsqueda de soluciones de Pavlovsky se hizo evidente cuando contó cómo se salvó de morir en 1978, cuando un grupo paramilitar invadió su hogar. “Estoy acá por una puerta, porque logré saltar y cruzar a otra casa”. Salió y en la comisaría, adonde denunció que “había encapuchados con mis hijos en casa”, pidió hablar con su abogado. Llamó por teléfono y dijo: “Raúl, estoy acá con el comisario, ¿cómo se llama? Y así lo iba comprometiendo cada vez más al comisario. ‘Hay gente en mi casa”. “Claro –siguió-, en ese momento Alfonsín se ocupaba de hábeas corpus, de derechos humanos”. Esa llamada que aparentaba ser al ex líder radical pero fue “a mi hermano” movilizó a los efectivos policiales al hogar de Pavlovsky. Allí “hubo algún arreglo entre la policía y los encapuchados, que después llegaron a la comisaría”.
Al rato, “me dijeron que me fuera caminando por Cabildo”. “No sabía por dónde vendría el balazo”, pensó Pavlovsky mientras recorría el pasillo. No hubo balazo. Sí, destrucción de su vivienda. Lo que siguió fue tener que “vivir exiliado en Buenos Aires”, luego “en Río y en Madrid”.

Fuente: Prensa Universidad

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