Miles de manifestantes se movilizaron en las calles de Brasil para protestar contra el gobierno de Dilma Rousseff y pedir su apartamiento.
Por tercera vez en el año, las calles de Brasil expresan su descontento hacia la mandataria y el PT en general. Los brasileros, vestidos en su mayoría de verde y amarillo enarbolan consignas contra la corrupción como eje central, a partir de la denuncia contra el Jefe de la Cámara, Eduardo Cunha, de quien se sospecha que recibió sobornos millonarios de proveedores de Petrobras.
Los manifestantes piden la destitución de Rousseff, la privatización de las empresas e incluso, intervenciones militares.
Convocadas a través de las redes sociales, la jornada de protestas se llevó a cabo en distintas ciudades del país vecino.
Las encuestas aseguran que la mayoría de los brasileños desean la destitución de la presidenta, cuya imagen positiva descendió al 8%, en apenas ocho meses de su nuevo mandato.
El diario Folha de Sao Paulo informó que, según fuentes gubernamentales, hubo manifestaciones opositoras en las capitales de 24 de los 27 estados federados, además de Brasilia, y que, fuera de San Pablo y Río de Janeiro, se registraron más de 200.000 asistentes a esas marchas.
En Belo Horizonte, capital del estado Minas Gerais, la protesta de unas 7.000 personas contó con la presencia del senador opositor y candidato presidencial socialdemócrata Aécio Neves, quien afirmó que la población “no acepta más tanta impunidad, tanta mentira y tanta corrupción”.
“Quien va a sacar al país de esta crisis es el pueblo, expresando su malestar como lo hace hoy”, sostuvo Neves, quien consideró a estas manifestaciones como un “despertar de los brasileños”.
Por su lado, Serra indicó que “es injusto decir que el gobierno no tiene una agenda; la tiene, sí, y es evitar el juicio político (a Rousseff); todo gira en torno de eso, hasta la agenda de viajes”.
En Recife, el diputado federal Jarbas Vasconcelos, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB, principal aliado del gobierno), dijo que la renuncia de la mandataria es “el único camino para Brasil”.
Vasconcelos también pidió la salida del presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, que también del PMDB pero rompió relaciones con el gobierno de Rousseff, le impuso duras derrotas al gobierno en la cámara y también está bajo sospecha de haber recibido fondos desviados de Petrobras.
Mientras tanto, Rousseff convocó para esta tarde a sus ministros más cercanos para evaluar con ellos el impacto de las manifestaciones opositoras de hoy.
Según la agencia noticiosa estatal ABR, fueron invitados por la mandataria el jefe del gabinete, Aloizio Mercadante, y los ministros de Comunicación Social, Edinho Silva, y de Justicia, José Eduardo Cardozo.