Aunque el deceso de Rita Carranza aún mantiene la carátula como “muerte de etiología dudosa”, las sospechas de un presunto crimen pierde su principal sustento a partir de un dato clave: las amenazas que recibió el ex novio de Rita surgieron de un chip que fue secuestrado en el interior del departamento de la joven.
El teléfono de Rita había sido encontrado accidentalmente por una persona que pasaba por el río, en cercanías del sector donde estaba la cartera y una campera de la víctima, y el pasado viernes fue entregado a la Policía. La sospecha de los investigadores es que la joven utilizaba dos chips.
Rita se había separado hacía un mes, aunque habría intentado recuperar el vínculo. El ex novio relató a los investigadores que no entendía por qué alguien intentaría matarlo ó podría amenazar a su ex pareja y en los SMS no surgía ninguna razón para fundamentar las advertencias. La relación de amistad con un chef español que mantenían tampoco daba indicios sobre el luctuoso final de Rita y los investigadores necesitaban un dato que rompiera el cerco de interrogantes.
Con el hallazgo del chip pierde fuerza la principal prueba sobre un presunto homicidio y ahora esperan el informe de la pericia toxicológica que llegaría en dos semanas para determinar si Rita decidió suicidarse. De todos modos, en el entorno del fiscal Javier Di Santo no se descarta aún «ninguna hipótesis».
Fuentes de la investigación confirmaron el hallazgo de un tarro con raticida en el departamento de Rita aunque negaron que exista alguna prueba de que Rita haya ingerido el veneno. «No lo podemos negar, ni confirmar. Simplemente no sabemos y esperamos la pericia», reveló la fuente.
El cuerpo de Rita fue hallado sobre el lecho del río por una persona que realizaba tareas recreativas en el sector. Estaba a solo 6 metros del lugar donde se encontraba la cartera y una campera de Rita. El cadáver estaba sumergido en el agua boca abajo.
Según revela la autopsia efectuada en la morgue del Hospital, no se advirtieron rastros de arena ó agua en los pulmones de la víctima. Tampoco había lesiones por golpes ó generados ante un intento de defensa. Solo se advirtieron escoriaciones en el rostro que podría ser producto de la caída ó de una eventual comprensión provocada por un tercero.
Antes del fatal episodio, en lo que fue el último contacto de la joven, hubo un llamado a un amigo de Rita. La víctima le habría dicho conmocionada que la fuera a buscar al río. Sin embargo, no precisó un lugar y cuando el muchacho llegó hasta el sector no logró ubicarla.
En la cartera de Rita no faltaba dinero ni pertenencias, la joven tenía la ropa intacta y no se observó ningún rastro de intento de abuso.
La autopsia reveló que habrían pasado hasta 10 horas desde su muerte hasta el hallazgo del cuerpo, que habría sido arrastrado algunos metros por la corriente, aunque a una distancia no superior a 6 metros desde el lugar donde estaban las pertenencias de Rita.