El presidente de la FIFA, el suizo Joseph Blatter, aseguró que no teme ser detenido por orden del Departamento de Justicia de Estados Unidos, que el pasado miércoles detuvo a siete altos mandos de la entidad por cargos de corrupción.
«¿Los estadounidenses están investigando? Tienen derecho a hacerlo, eso no me preocupa. Y tampoco tengo ninguna preocupación en particular por mí mismo», enfatizó en una conferencia de prensa brindada en Zúrich, donde ayer fue reelecto hasta 2019 con la oposición expresa de la UEFA y la Conmebol.
Pese a ello, el suizo, de 79 años, se comprometió a trabajar a favor de todos los miembros durante su nuevo mandato, incluido por aquellos que le quitaron el respaldo.
Luego, Blatter responsabilizó a la UEFA por la corrupción enraizada en la FIFA, al recordar que esa entidad se opuso a una propuesta suya para que la integridad de los miembros de cada confederación fuera controlada por un órgano independiente.
«Si las confederaciones lo hubiesen aceptado, la situación sería diferente, pero UEFA lo rechazó. Ahora los miembros sólo son controlados por su propia confederación, y por eso he dicho que no soy responsable por la gente que entra», explicó.
De acuerdo a su óptica, la estructura jerárquica de la FIFA obliga a implementar un sistema de control no sólo a nivel de las confederaciones, sino también de las asociaciones nacionales. «La FIFA es una pirámide. Si ahora tenemos estas complicaciones en la cima es porque abajo no hay comités de ética independientes. Cuando esto se implemente a todos los niveles podremos decir que se puede limpiar», declaró.
Además, Blatter negó ser el dirigente señalado en la investigación de Estados Unidos como responsable de pagarle 10 millones de dólares a directivos de la Concacaf para que votaran por Sudáfrica como sede del Mundial 2010. «Definitivamente no soy yo porque no tengo 10 millones de dólares», afirmó.
Por último, se refirió al presidente de la UEFA, el francés Michel Platini, que el jueves le pidió en persona su renuncia a la FIFA luego que estallara el escándalo con las detenciones en Zúrich y los pedidos de captura de otras siete personas, entre ellas, tres empresarios argentinos.
«Perdono a todos, pero no olvido. Nosotros no podemos vivir sin la UEFA, ni la UEFA puede vivir sin nosotros», concluyó