«¿Todo esto es por mí?», dijo el nene al ver las noticias sobre el hecho y el fallo de Piombo y Sal Llargués. La tía lucha por adoptarlo legalmente y trata de mantenerlo lejos de la televisión.
El niño que sufrió un ataque sexual a los 6 años, se vio reflejado en las noticias de la última semana y dijo «Má…¿Todo esto es por mí? Me da vergüenza», según contó Aldana, su madrina, en una entrevista con el diario Clarín.
Aldana de 28 años, que es su tía y lucha por adoptarlo legalmente, trata de mantenerlo lejos de la televisión: «No quiero que reviva lo que le pasó. Pero el otro día me distraje un segundo y vio a su tía hablando en la tele».
El episodio avergonzó mucho al nene que ahora tiene 11 años y cursa cuarto grado de la primaria.
El menor no asiste a la escuela desde la repercusión que generó el polémico fallo de los camaristas Horacio Piombo y Sal Llargués en el que además de reducirle la pena al violador, lo tildan de «gay» y con principios de una transexualidad.
“Hace dos días que no va al colegio. Me daba miedo que los compañeritos se burlaran», explicó Aldana. Aunque dijo que la llamó su maestra y la calmó: «Me dijo que lo mandara tranquila, que los chicos piensan que el de las noticias es un chico de 6 años (ahora tiene 11) y ni se imaginan que están hablando de él”.
Luego de sufrir el ataque sexual por un dirigente del club Florida de Vicente López el niño no pudo volver a pisar una institución porque no se anima a entrar a un vestuario pero es buscado por otros clubes por su talento y sigue jugando a la pelota en el barrio Pablo Podestá, donde vive con su tía y sus primitos que considera hermanos.
Su nuevo hogar lo ayudó a atravesar la dura historia a la que se suma el hecho de tener un padre biológico que pasó 30 años preso y una madre que huyó después de ser golpeada brutalmente por su pareja. “Al principio, cuando pudo contar el abuso, se ponía muy mal: se hacía pis, no quería jugar a la pelota, se enojaba y revoleaba las cosas, no quería salir a jugar a la vereda. Pero era más vergüenza que otra cosa, se había enterado todo el barrio”, detalló Aldana.
Respecto a los sentimientos del niño hacia el violador dijo: “Cuando él decía que tenía miedo de cruzárselo, le decíamos ‘tranquilo, está preso, no va a volver más’. Y él se calmaba. Y de repente nos venimos a enterar que hacía un año que estaba libre, viviendo a cuatro cuadras de casa, y nosotros no lo sabíamos”.
«A veces dice que no se acuerda de nada. Pero otras, cuando yo le digo que tal vez tenga que volver a declarar, se empieza a frotar las manos, fuerte, cada vez más fuerte. Siempre hace eso cuando hablamos del tema. Después me dice que sí, que se acuerda de todo, de lo que pasaba en el vestuario, y de cuando Mario lo llevaba a jugar a su casa, con su hijo. Porque el tipo tiene un hijo de su misma edad, ¿te dije?”, relató su tía.
Con el paso del tiempo, el nene dejó de hacerse pis en la cama y dejó de tener pesadillas. “Quisiera que él tenga una vida normal pero me da miedo. Yo no lo dejo que esté con ningún desconocido, no dejo que se le acerque nadie. Va de la escuela a casa. Y a las 9 de la noche, todo el mundo a la cama”, culminó.