Un Cuarto de Siglo Democrático

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Hace 25 años se votaba para reestablecer la democracia. Fue un acontecimiento enorme en la vida del país. Salíamos de años de represión y brutalidad. De barbarie. De campos de concentración. De tortura sistemática. De eliminación masiva de personas.  Hoy existe toda una generación que solo ha conocido la vida en libertad y tolerancia. La gente percibe el orden institucional como esperanza. Describe ese momento  como lo mejor que podía haber pasado en la Argentina. Se sintió como un renacer de la vida.

 Sin duda, toda una definición de la profundidad del cambio. Muchos demandan hoy profundizar los mecanismos de participación. Se busca más democracia y su crecimiento permanente. El contraste entre la oscuridad y la luz.
  El mundo es complejo. La historia muestra que las experiencias religiosas de imponer una visión omni-comprensiva y omni-potente terminó en desastre. Que las reformas religiosas lideradas por hombres, tal vez tan autoritarios como las ideas que desafiaban, condujo sin embargo a la diversidad del pensamiento y a la necesidad de la tolerancia y la convivencia pacífica. Que sin tolerancia todo era desgaste y dolor. Fue en ese contexto de tolerancia religiosa que lentamente se forjó la idea de la convivencia política. De la necesidad de dividir poderes, de mantener la libertad. De caminar hacia la democracia.
  Hoy sabemos que la diversidad de la vida derivada de la complejidad genera visiones diferentes. Todas razonables pero distintas. Que parecen incompatibles entre sí. Que no puede ninguna de ellas imponerse sobre las otras. El desafío es justamente ese, como hacer para que perspectivas razonables y diferentes convivan cuando parecen incompatibles. La respuesta ha sido lograr puntos de contacto común. Lo que se ha dado en llamar el entrecruzamiento del consenso. De allí a las políticas de Estado hay sólo un paso. En Argentina el liderazgo del Dr Raul Alfonsín y el re-nacimiento de la democracia representaba justamente eso. Puso la semilla de la tolerancia acompañado por el resto de las fuerzas políticas y la sociedad.
  Un cuarto de siglo después sin embargo, los Argentinos hacemos el balance. Dentro de la alegría de vivir en tolerancia y libertad nos damos cuenta que han habido también vaivenes y desencuentros. Que el consenso entrecruzado se ha logrado para que el orden institucional se mantenga, pero que cuesta encontrar una estrategia y políticas de Estado que se mantengan en el tiempo. Que cuesta implementar estrategias que promuevan el  bienestar de la salud y la calidad de vida de todos. Que las desigualdades permanecen. Que la esperanza continúa pero que hay demasiadas personas que aún sufren en este contexto de libertad y tolerancia.
  Hay reclamos y hasta rabia contra la clase política. La gente percibe que son los mismos nombres que se perpetúan en el tiempo. Que son los socios políticos de una época  los que toman decisiones para luego criticarse entre sí como si no hubieran trabajado juntos. Que todo se mueve en un flujo circular donde las mismas personas cambian de lugar de agrupación, de retórica y solo buscan permanecer y en muchos casos enriquecerse casi inexplicablemente.
  Los 25 años sin embargo, traen también  un reclamo de transparencia y de espiritualidad. De vuelta a los valores. Se percibe en viejos militantes que siguen pobres como siempre el reclamo a valores que son centrales para la vida en libertad. Se dicen las cosas de frente. No hay ataduras ni paredes que los encierren en dogmas ideológicos. La gente reclama honestidad, trabajo y entrega. Todos defienden la democracia. Ahora también quieren terminar con la apariencia de falsas oposiciones y determinar la responsabilidad de cada uno en lo que les toca. La gente ha crecido. La clase política aún debe hacerlo. La potencia de nuestra democracia sin dudas dará la solución. Hoy es un día entonces, donde sólo cabe la alegría…  
Dr Roberto Tafani

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