Se trata de los dos agentes penitenciarios acusados por la fuga de Olguín. Recibieron una imputación leve, aunque sufrieron una sanción interna con la quita de un alto porcentaje de sus salarios.
Los dos guardiacárceles imputados por la fuga de Cristian «la hormiga» Olguín» negaron el hecho en la citación a indagatoria que formuló el fiscal de Instrucción Fernando Moine y luego se abstuvieron de declarar.
Ahora, la defensa intentará refutar la reconstrucción del hecho que formuló y que incluiría un escape a través de los paredones perimetrales del penal.
La imputación
Dos guardiacárceles que trabajaban en las torres de la Unidad Penitenciaria Número 6 recibieron una leve imputación por la fuga de Cristian Olguín. Están acusados de “Causación culposa de evasión”, que implica una sanción de multa, según indica el artículo 281 del Código Penal.
No hubo avances sobre los responsables jerárquicos del penal y, en particular, sobre el alcaide Eduardo Ruíz, quien disfruta de una licencia desde el mismo día en que se fugó Olguín.
Mariano Torres, abogado defensor de los agentes imputados, dijo que «no hubo negligencia en su actuación funcional».
«Es una carátula que tiene pena de multa porque es un delito menor», admitió el abogado. En el caso de ser condenados, los guardiacárceles serán penados con una multa que ronda los $2500.
«Está la posibilidad de que en el curso de la investigación aportemos los datos suficientes para que nuestros representados queden totalmente desvinculados porque consideramos que no hubo ningún tipo de negligencia en su actuación funcional», enfatizo.
Torres admitió que «los agentes están percibiendo una reducción en su remuneración mientras dura esta situación».
«Se ha pedido el levantamiento de esta situación», expresó Torres, quien aseguró que «en caso de ser sobreseídos se los reincorporará en sus funciones y se determinará que no hubo responsabilidad».
La fuga
La imagen del traslado de Olguín hacia la Cárcel tras ser recapturado no parecía revelar que esa misma persona, apenas unas horas antes, haya sido la misma que se lanzó desde una altura de 7 metros sin sufrir ninguna fractura ó lesión evidente. Apenas balbuceó algunas palabras y afirmó que actuó bajo el efecto de las drogas.
Olguín iba a recuperar su libertad en enero de 2017 y por su “conducta ejemplar” había logrado permisos para efectuar tareas laborales. Estaba alojado en el pabellón 5 donde confluyen, en su mayoría, condenados por delitos sexuales. En el sector no hay violentas disputas, ni hacinamiento. Olguín no aparecía como un líder tumbero ni posee antecedentes por purgar otras condenas dentro de la Cárcel. Es semi analfabeto y su propio abogado descree que haya tenido la capacidad para planificar una fuga.
La principal hipótesis sobre cómo se produjo la huida tiene demasiados cabos sueltos. En la noche del 2 de marzo, Olguín fue junto a otros cuatro internos hacia el baño del pabellón. Minutos después, las cámaras en el lugar revelan que el joven nunca regresó hacia el pasillo ni a la celda donde estaba alojado.
Los investigadores presumen que accedió al patio interno, ubicado al lado del baño. ”La hormiga”, como lo llaman, pesa 56 kilos y mide 1 metro 75 centímetros. En una compleja maniobra habría logrado pasar entre los hierros que cubría la parte de arriba del patio y posteriormente, se habría lanzado sobre el techo del pabellón. Desde allí, debió cruzar una distancia de al menos 30 metros hasta el paredón lindante con la calle Paso de los Andes, donde habría logrado escalar y saltar hacia el exterior desde una altura de 7 metros. En ese trayecto, nadie lo vio a pesar de que hay controles fijos en cada una de las torres en altura que tiene la cárcel.
El resto es la historia oficial. A Olguin, como era previsible, lo detuvieron. No tenía adonde ir, ni quien pudiera recibirlo. No estaba preparado para una fuga que puso en ridículo al esquema de seguridad en la Unidad Penitenciaria, pero logró evidenciar las fallas. El fiscal Fernando Moine pidió informes y pericias técnicas que podrían derivar en eventuales imputaciones.
Olguín ya está nuevamente encarcelado, aunque su sorprendente aventura parece ocultar mucho más que una fuga express.
“De licencia”
El alcaide de la Unidad Penitenciaria Número 6, Eduardo Ruíz, se encuentra “de licencia” tras la fuga del preso Cristian Olguín, en un hecho que genera múltiples sospechas. En lugar de Ruíz, asume la conducción del penal la vicedirectora, licenciada Liliana D’ Eramo.
Según señalaron a Telediario desde el Ministerio de Justicia, al funcionario penitenciario “le otorgaron una licencia ordinaria que le corresponde por ley”. Sin embargo, la decisión se conoce horas después de la fuga de Olguín quien fue recapturado esta madrugada.
Además, tres guardiacárceles fueron puestos “en situación pasiva” hasta que se resuelva la investigación. La medida fue resuelta por el Tribunal de Conducta Policial y Penitenciaria.
Desde el organismo están investigando las causas por las que Olguín logró escapar del penal.
“No tenía capacidad”
“Olguín no da la impresión de ser una persona avezada ó en condiciones de preparar una fuga” Lo dijo en diálogo con Telediario el asesor letrado René Bossio, quien fue abogado de Cristian Olguín en el juicio que fue condenado a 11 años de prisión por haber abusado de una anciana de 90 años.
“Quizás fue un instinto natural de buscar la libertad. Vio la oportunidad y se dejó llevar. No he hablado con él en esta oportunidad, pero no es una persona que tenga la capacidad para ser un delincuente profesional ó planear una fuga. Cuando hablé con mi secretario me planteaba: ¿donde va a ir Olguín? Ojalá esto le sirva como experiencia”, resaltó.
Bossio recordó que en la acusación por violación, se realizó un juicio abreviado debido a la contundencia de las pruebas, que incluían un examen de ADN.
“Olguín vivía en un vagón del ferrocarril, con problemas serios de consumo de drogas y alcohol. Vivía practicamente en la marginalidad. Esto no justifica el hecho que cometió contra una persona anciana, pero nos da una pauta de su personalidad”, enfatizó.
Añadió que el día del aberrante hecho, “había consumido bastante, pero el psiquiatra entendió que pudo comprender la criminalidad del hecho y sus acciones”.
El letrado resaltó que el fallo incluyó la necesidad de que Olguín fuera sometido a tratamientos por su adicción. La medida fue avalada por el psiquiatra forense.
“En esto se incluyen los medios que tiene la Cárcel y la predisposición del condenado. No son procesos fáciles. El encierro y la abstinencia complica todo”, manifestó.